El exministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, ha decidido marcar un giro radical en su trayectoria política y distanciarse de lo que califica como su “actitud seguidista” hacia el PSOE. Tras su reciente expulsión del grupo parlamentario, resultado de su implicación en el controvertido caso Koldo, Ábalos ha declarado su intención de “votar en conciencia” sobre la próxima propuesta relativa a la soberanía fiscal de Cataluña.
Este anuncio ha encendido el debate dentro del PSOE, ya que Ábalos está comenzando a instar a otros diputados a unirse a lo que ha denominado una ‘revuelta’ de votos en contra del cupo catalán. Esta decisión se da tras la presentación de un informe de auditoría en el Senado por el ministro Óscar Puente, en el que se menciona a Ábalos por un supuesto cobro de comisiones ilegales durante la pandemia, lo que ha llevado a un ambiente de gran tensión entre ambos.
El exministro ha reaccionado a las acusaciones de Puente, negándolas rotundamente y, a su vez, ha exigido una auditoría de los contratos firmados por el actual ministro. Esta confrontación pública pone de manifiesto las crecientes divisiones internas dentro del PSOE, un partido que ya enfrenta una coyuntura delicada.
La postura de Ábalos hacia la soberanía fiscal catalana es vista no solo como una forma de expresar su desacuerdo con la dirección del partido, sino también como un intento de recuperar su influencia y credibilidad tras su expulsión. Esta estrategia podría tener un impacto considerable en el debate interno del PSOE y en la futura votación de un tema fundamental para las relaciones entre Cataluña y el resto de España.
El gesto de Ábalos de romper con la línea oficial del PSOE podría representar un cambio decisivo en su carrera política y también en la cohesión del partido. Al alentar a otros diputados a seguir su ejemplo, se abre la posibilidad de una mayor fragmentación en el PSOE, complicando aún más la gestión de cuestiones tan delicadas como la soberanía fiscal de Cataluña.
La respuesta del resto de los miembros del partido será crucial para determinar el rumbo de esta confrontación interna. El liderazgo del PSOE enfrentará el reto de estabilizar la situación antes de que evolucione hacia una crisis más compleja. En este contexto, la decisión de Ábalos añade una nueva dimensión a un escenario político español ya de por sí complicado, donde la unidad en el seno de los partidos es más necesaria que nunca.