Este domingo 30 de marzo de 2025, España realizará el ajuste anual de sus relojes para dar la bienvenida al horario de verano. A las 2:00 de la madrugada, las agujas se adelantarán una hora, convirtiéndose en las 3:00, mientras que en Canarias el cambio se llevará a cabo a la 1:00, que pasará a ser las 2:00. Este ajuste implica la pérdida de una hora de sueño, compensada teóricamente por un mayor aprovechamiento de la luz solar durante las tardes.
Históricamente, el cambio de hora ha buscado optimizar el uso de la luz natural y disminuir el consumo de energía eléctrica, sin embargo, numerosos estudios han comenzado a cuestionar su efectividad práctica. A pesar de que el debate sobre la conveniencia de esta medida se intensifica y se generan voces en contra, España y otros países de la Unión Europea continúan con esta práctica, sin una clara fecha fijada para su posible eliminación.
Los defensores del horario de verano argumentan que la extensión de la luz diurna beneficiará actividades recreativas, comercio y turismo. No obstante, el impacto negativo en la salud también ha suscitado preocupación. Expertos en cronobiología advierten que el cambio horario puede provocar trastornos del sueño, fatiga, dificultad para concentrarse y cambios en el estado emocional, especialmente en personas vulnerables como ancianos o niños.
El reloj biológico humano, que se aproxima a un ciclo de 25 horas, se ve desajustado por el cambio de hora, afectando la regulación natural del sueño. Este sistema no solo influye en el bienestar y la energía diario, sino que también tiene implicaciones profundas para la salud metabólica y el riesgo de desarrollar enfermedades cardiacas.
En cuanto a la mejor forma de adaptarse a este cambio, los especialistas recomiendan ajustar gradualmente los horarios de sueño en los días previos, pasar tiempo al aire libre por las mañanas y mantener rutinas regulares en la alimentación y descanso, así como evitar el consumo de cafeína y pantallas antes de dormir.
El momento del cambio, escogido a las 2:00 de la madrugada, busca minimizar el impacto en la vida social y la actividad laboral, y se alinea con otros países europeos para facilitar la coordinación internacional. A pesar de la solicitud de la Comisión Europea en 2018 para eliminar esta práctica, el consenso entre los Estados miembros ha sido esquivo, retrasando cualquier decisión concreta sobre la eliminación del cambio horario.
En España, el Gobierno ha estado evaluando desde entonces los efectos de estas modificaciones, y aunque hay varias recomendaciones para abolir el ajuste de horario, no se ha avanzado hacia una resolución definitiva. La legislación actual garantiza el sistema de cambio horario al menos hasta 2026, dejando a la sociedad a la espera de posibles cambios.
La próxima vuelta al horario de invierno está programada para el 26 de octubre de 2025. Con el avance del reloj en este fin de semana, se torna evidente que la cuestión del horario de verano en España sigue sin una solución clara, en un momento donde la opinión pública y la evidencia científica claman por un cambio que aún parece lejano.
vía: Diario de Castilla-La Mancha