La Dirección General de Tráfico (DGT) de España ha dado un paso importante hacia una mayor seguridad vial al implementar una nueva legislación que reduce los límites de alcoholemia permitidos para los conductores. Esta medida, que ya ha generado un intenso debate entre la población y los expertos, establece un límite unificado de 0,1 mg/l en aire aspirado para todos los conductores, incluidos los noveles y profesionales, lo que equivale a 0,2 g/l en sangre. Con esta drástica reducción, incluso el consumo de una sola cerveza podría llevar a un conductor a superar la tasa permitida.
El director de la DGT, Pere Navarro, ha señalado que esta iniciativa busca un enfoque de tolerancia cero frente al alcohol al volante, aunque se ha optado por no establecer una tasa de 0,0 debido a cuestiones normativas. Además, las sanciones por sobrepasar estos límites serán más severas, con multas que oscilarán entre 200 y 1.000 euros, pérdida de puntos en el carnet de conducir, e incluso penas de prisión y trabajos comunitarios en los casos más extremos. La DGT justifica esta medida como una forma de incrementar la seguridad en las carreteras y disminuir el número de accidentes vinculados al consumo de alcohol.
A pesar de la aprobación de esta normativa, su entrada en vigor está prevista para el año 2025, lo que ha llevado a un amplio debate social. Mientras algunos consideran que esta normativa es esencial para mejorar la seguridad vial, otros critican lo que perciben como una limitación excesiva a las libertades individuales. Esta nueva legislación marca un cambio significativo en la relación entre alcohol y conducción en España, ya que sitúa la seguridad por encima de las libertades personales en lo que respecta a la circulación por las carreteras del país.