Victoria Federica, sobrina del rey Felipe VI y nieta de Juan Carlos I, vuelve a ser objeto de controversia tras su designación como imagen de la Feria de San Isidro, uno de los eventos taurinos más relevantes de España. Este anuncio ha despertado un intenso debate público, especialmente en un momento en el que el rechazo hacia el maltrato animal sigue en aumento.
La relación de Victoria Federica con la tauromaquia reitera los lazos históricos de la familia real con esta práctica. Su presencia en la feria no solo tiene un valor simbólico, sino que también representa el apoyo institucional y económico de la Comunidad de Madrid, gobernada por Isabel Díaz Ayuso, hacia un evento que, a pesar de la creciente oposición social, continúa recibiendo respaldo oficial.
La sobrina del monarca no es ajena a la controversia en el ámbito público. En ocasiones anteriores, su nombre estuvo asociado a investigaciones sobre el uso de una supuesta «tarjeta black» y la compra de una yegua, lo que generó cuestionamientos sobre posibles vínculos con el blanqueo de capitales. Su nueva función como imagen de un evento taurino ha acentuado las críticas en redes sociales y entre colectivos animalistas, que consideran esta decisión un retroceso en la lucha por los derechos de los animales.
La tauromaquia en España se encuentra en un momento crítico, ya que mientras sectores conservadores defienden su valor como tradición cultural, un número creciente de voces exige su erradicación en favor de los derechos animales. Encuestas recientes sugieren un creciente rechazo hacia las corridas de toros, especialmente entre las generaciones más jóvenes, situando la práctica en una encrucijada entre las tradiciones históricas y las demandas éticas del siglo XXI.
Hasta el momento, Victoria Federica no ha emitido declaraciones públicas en relación con la polémica, pero su participación en la Feria de San Isidro está destinada a acaparar la atención y generar debate en los ámbitos político y cultural.
