Benito Lertxundi, una de las figuras más influyentes de la música tradicional vasca, ha anunciado su retirada definitiva a los 82 años. El artista gipuzkoano culmina así una carrera de más de 60 años, marcada por su inigualable contribución a la cultura euskaldun y su capacidad para dar voz a las emociones colectivas de su pueblo. Su último trabajo, Gernika Zuzenean, grabado en el simbólico frontón Jai-Alai de Gernika, será el escenario de su emotivo concierto de despedida.
Nacido en Orio, Gipuzkoa, en 1942, Lertxundi se estableció como una de las figuras clave del movimiento Ez Dok Amairu en los años 60. Su música, profundamente enraizada en la tradición vasca, combinó poesía y resistencia cultural, dejando un legado que trasciende generaciones. A lo largo de su carrera, publicó más de 20 discos, convirtiéndose en himnos de la cultura vasca. Obras como Oro laño mee batek… (1974) y Oroimenaren Oraina (2012) resaltan su lírica y emotividad, abordando temas universales como la libertad, la nostalgia y el amor por la tierra vasca, y conectando con un público más allá de Euskadi.
El reconocimiento a su trayectoria se materializó en numerosos premios, incluida la Medalla de Oro de Gipuzkoa. Conocido como el “Bardo de Orio”, su música se erigió como un símbolo de resistencia cultural y como un puente entre las tradiciones vascas y las preocupaciones contemporáneas. Su habilidad para reinterpretar lo local desde una perspectiva universal lo consolidó entre los referentes más destacados de la música.
El anuncio de su retirada ha generado una oleada de mensajes de agradecimiento y homenajes de sus seguidores y personalidades del ámbito cultural. El esperado concierto de despedida, que se llevará a cabo en el mismo frontón de Gernika donde grabó su último disco, promete ser un evento conmovedor, cerrando con broche de oro una trayectoria histórica.
Aunque Benito Lertxundi se despide de los escenarios, su legado permanecerá vivo en sus canciones, las cuales continuarán inspirando y uniendo a nuevas generaciones con la esencia de la cultura vasca. El “Bardo de Orio” deja un vacío insustituible en la música, así como un repertorio inmortal que seguirá resonando en los corazones de todos aquellos que comparten su amor por Euskadi.
