Durante la tercera semana de diciembre, Bitcoin enfrentó una significativa corrección del 15%, marcando su mayor caída semanal desde agosto. Este descenso ha suscitado alarmas en el mercado, y los expertos apuntan a factores macroeconómicos globales como los principales culpables de esta caída. ADvierten que, si estas condiciones adversas continúan intensificándose, la criptomoneda podría sufrir retrocesos aún mayores en el futuro cercano.
No obstante, Bitcoin posee elementos internos que podrían mitigar, al menos en parte, los efectos negativos derivados del contexto económico global. Según análisis de The Kobeissi Letter, la criptomoneda ha demostrado históricamente una correlación retardada de 10 semanas con respecto a la oferta monetaria global (Global M2). En este sentido, en los últimos dos meses se ha observado una disminución de $4.1 billones en la oferta monetaria global, lo que plantea la posibilidad de descensos adicionales en el precio de Bitcoin si esta tendencia se mantiene.
A pesar de las presiones que enfrenta desde el exterior, André Dragosch, jefe de investigación de Bitwise, subraya un factor interno crucial que podría apoyar el valor de Bitcoin: el aumento en la oferta ilíquida. Una mayor proporción de oferta ilíquida implica que menos Bitcoins están disponibles para la compra en el mercado, generando así un aumento en la escasez de la criptomoneda. Esta dinámica podría, en última instancia, contribuir a mantener el precio de Bitcoin en un entorno donde la oferta y la demanda juegan un papel esencial.
En este complejo panorama, el mercado de Bitcoin se presenta como un escenario donde convergen tanto factores globales como locales. Mientras que la reducción de la liquidez global ejerce presión sobre los precios, el crecimiento de la oferta ilíquida podría actuar como un ancla, ayudando a sostener el valor de Bitcoin en un contexto caracterizado por una creciente escasez.
