La localidad de Buñol, famosa por su colorida y festiva Tomatina, se convirtió en un mar de tomate durante la última edición de esta icónica celebración, que reunió a 22.000 personas. Este año, el evento, que utilizó 150.000 kilos de tomates, destacó por un notable aumento de visitantes provenientes de la India, impulsado en parte por la popularidad de la película de Bollywood “Zindagi na milegi dobara”.
Los participantes, entre los que se encontraban 15.000 que adquirieron entradas y numerosos vecinos de la localidad, disfrutaron de una hora llena de tomatazos, describiendo la experiencia como “divertida”, “asombrosa” y “una sabrosa locura”. Siete camiones distribuirieron los tomates por las calles del centro de Buñol, tiñendo cada rincón de rojo y dando fin al mes de agosto con esta tradición colorida.
La Tomatina, que se celebra desde 1945, ha experimentado un crecimiento constante en su popularidad, convirtiéndose en una Fiesta de Interés Turístico Internacional. Este año, el impacto cultural de este evento en países como India y Japón fue evidente, con la llegada de numerosos turistas asiáticos que se unieron a la batalla.
El ambiente festivo se realzó aún más gracias a la colaboración de los vecinos, quienes refrescaban a los participantes con agua desde los balcones. A pesar de ser un día relativamente nublado, que atenuó el calor habitual de esta celebración, el entusiasmo entre los contendientes fue contagioso. Al finalizar la batalla, largas colas se formaron para que los participantes pudieran limpiarse en las duchas y mangueras habilitadas por los residentes.
Con el fin de garantizar la seguridad y el orden durante el evento, en los últimos años se han implementado varias medidas de control. El acceso limitado y controlado ha mejorado la experiencia de los asistentes, disminuyendo las aglomeraciones que en ediciones anteriores alcanzaron hasta los 40.000 visitantes. Además, ha habido un incremento notable en la conciencia y respeto hacia las mujeres, con acciones firmes contra comportamientos inapropiados.
El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, se unió a la diversión lanzando tomates desde uno de los camiones, mientras los servicios municipales trabajaban intensamente para limpiar las calles y devolver la normalidad al pueblo tras la masiva celebración. La Tomatina sigue siendo, un año más, un símbolo de la alegría y comunidad de Buñol.