En el último Pleno del Consejo Interterritorial de Internacionalización, presidido por Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Castilla-La Mancha ha instado a la implementación de un plan que apoye al sector exportador, especialmente a la luz de los aranceles impuestos por Estados Unidos, que afectan no solo a las exportaciones directas, sino también a las cadenas de suministro de diversas industrias.
Durante esta sesión, la consejera de Economía, Empresas y Empleo, Patricia Franco, expresó la importancia de evaluar el impacto de estas sanciones en todas las empresas que forman parte de las cadenas de valor de los productos destinados a mercados internacionales. Junto al director general de Empresas, Javier Rosell, Franco participó en las discusiones sobre las respuestas del Gobierno de España ante las amenazas arancelarias, señalando que parte de esta presión ha sido pospuesta por 90 días por la Administración Trump.
Franco subrayó la necesidad de un enfoque unificado en la respuesta a esta situación, especialmente en lo que respecta a la burocracia y la colaboración entre las distintas administraciones y entidades, incluyendo a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), las Cámaras de Comercio y los sindicatos CCOO y UGT. Además, mostró su agradecimiento al ministro y al Consejo por aceptar la propuesta de Castilla-La Mancha de crear un tercer nivel en los grupos de trabajo que se establecerán entre el Ministerio y las comunidades autónomas, lo que permitirá una mejor comunicación y acceso a información detallada sobre exportaciones y comercio internacional.
La consejera hizo hincapié en la necesidad de no limitar el análisis de los aranceles estadounidenses a las exportaciones directas. Resaltó la relevancia del queso manchego, que representa el 21% de los productos exportados a Estados Unidos, así como el impacto sobre las exportaciones de calzado en localidades como Almansa.
Por último, Franco advirtió sobre los posibles efectos secundarios de estos aranceles, señalando la preocupación por una eventual saturación del mercado europeo con productos asiáticos que podrían inundar el mercado en respuesta a las restricciones en Estados Unidos, lo que tendría repercusiones negativas en sectores tradicionales de España, como el textil.
vía: Diario de Castilla-La Mancha