Carmen Quintanilla, presidenta de AFAMMER, ha participado recientemente como ponente en el evento paralelo titulado «30 años de Beijing: El liderazgo efectivo y el espíritu empresarial de las mujeres como motores del cambio», celebrado en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, dentro del marco de la 69ª Sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.
Este importante encuentro, coorganizado por las Misiones Permanentes de Albania, Andorra, Grecia y Chipre ante la ONU, AFAMMER y ONU Mujeres, ha reunido a reconocidas figuras del ámbito político e institucional. Durante el evento, se analizó tanto el progreso como los desafíos que enfrenta el liderazgo y el emprendimiento femenino a nivel global.
Quintanilla destacó en su intervención el trabajo que AFAMMER, la primera organización de familias y mujeres rurales del mundo, ha llevado a cabo durante más de 43 años. Recordó que la organización ha mantenido una presencia significativa desde la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing y ha sido pionera en la defensa de los derechos de las mujeres rurales.
La mesa fue moderada por Suela Janina, la representante permanente de Albania ante la ONU, y contó con la participación de figuras como Ziad Sheikh, asesor senior de ONU Mujeres; Sofia Zacharaki, ministra de Cohesión Social y Asuntos Familiares de Grecia; Mariona Cadena, secretaria de Estado para la Igualdad y Participación Ciudadana de Andorra; y Josie Christodoulou, comisionada para la Igualdad de Género de Chipre.
Posteriormente, Quintanilla también participó en los Diálogos para una Alianza Internacional Feminista, un evento organizado por el Ministerio de Igualdad de España en el Instituto Cervantes de Nueva York. Este foro se centró en la importancia de reforzar la cooperación internacional para contrarrestar los retrocesos en los derechos de las mujeres y establecer estrategias comunes en pro de la igualdad de género.
Ana Alonso, embajadora especial para la Política Exterior Feminista de España, inauguró el acto, en el cual Quintanilla intervino en el primer bloque junto a Ana Redondo, ministra de Igualdad de España; Antonia Orellana, ministra de la Mujer y Equidad de Género de Chile; Olha Stefanyshyna, viceprimera ministra y ministra de Justicia de Ucrania; y María Fernanda Espinosa, directora ejecutiva de Global Women Leader Voices.
Durante su participación, Quintanilla realizó un balance de los avances y retos en materia de igualdad desde 1982, con especial énfasis en los últimos 30 años desde la Conferencia de Beijing, que considera un hito fundamental en la lucha por los derechos de las mujeres, particularmente de las rurales.
En su discurso, subrayó la necesidad de recuperar un feminismo fundamentado en el diálogo y la cooperación, distanciándose de discursos extremistas que, según dijo, dificultan el progreso hacia la igualdad. "Hoy en Europa coexisten visiones extremas que bloquean la igualdad: la extrema derecha que niega la violencia contra las mujeres y la extrema izquierda que descalifica a los hombres como maltratadores. Debemos volver al feminismo del consenso, incluyendo a los hombres en la lucha por la igualdad", enfatizó.
El papel del movimiento asociativo fue otro punto destacado por Quintanilla, quien subrayó su relevancia en la conquista de derechos y oportunidades para las mujeres, especialmente aquellas en entornos rurales. "En Pekín alzamos la voz para afirmar que los derechos de las mujeres son derechos humanos. Gracias a la acción global derivada de esa Conferencia, cada vez más mujeres están liderando sus propias vidas", comentó.
Sin embargo, también reconoció que aún queda un largo camino por recorrer. Manifestó su preocupación por la brecha salarial y digital, y por la despoblación que afecta a las mujeres en los entornos rurales, quienes se ven obligadas a dejar sus comunidades en busca de oportunidades laborales que no encuentran en sus localidades.
Quintanilla alertó sobre la desigualdad que enfrentan las mujeres rurales a nivel mundial, resaltando su papel crucial en la producción de alimentos: "Las mujeres producen hasta el 80% de los alimentos en las economías en desarrollo, pero poseen menos del 20% de la propiedad de la tierra. Además, 742 millones de mujeres en el mundo no tienen acceso a servicios financieros, lo que les impide emprender o ser económicamente independientes", concluyó.