El Auditorio Municipal de Alcázar de San Juan acogió, en la tarde del jueves, 26 de diciembre, la XXXIII edición del Festival de Murgas. Las cocineras de «Economía Sumergida» y los ángeles y demonios de «Pa Mear y No Echar Gota» fueron la representación local. Como novedad, dos chirigotas visitantes: «Los Pelendegues» de Herencia, con sus jubilados «licenciaos» y «El Culo de la Manola» de Daimiel, con unos curiosos hombres del tiempo. Todos ellos pusieron el toque ácido al Carnaval alcazareño.
Murgas y chirigotas no pueden faltar en cualquier carnaval que se precie. Son la voz crítica de esta fiesta que, a través de música, coplillas y altas dosis de humor, ponen sobre la mesa los desbarajustes de políticos y sociedad.
Así lo hicieron los cuatro grupos participantes en el XXXIII Festival de Murgas del Carnaval alcazareño. Las repetidas y eternas elecciones nacionales, la subida del IBI, el asunto catalán y hasta la rotonda del Gotito, tuvieron su espacio entre cuplés, pasodobles y popurrís.
En cuanto a la puesta en escena, muy variada, colorida y variopinta. Los grupos locales optaron por unas cocineras con muchas luces, como fue el caso de «Economía Sumergida», la murga de la asociación de amas de casa; la chirigota alcazareña «Pa Mear y No Echar Gota» optó por un grupo de ángeles y demonios muy peculiares. Por su parte, «Los Pelendengues» de Herencia, colocaron a sus jubilados «licenciaos» detrás de dos vallas de obra y los daimieleños de «El Culo de la Manola» por unos desarrapados hombres del tiempo.
Todo, para arrancar las carcajadas y aplausos del público asistente que interactuó con las chirigotas y se sumó a sus críticas.
Al Carnaval de Alcázar 2019 aun le queda recorrido, con el desfile popular de máscaras en la tarde del viernes, 27 de diciembre y el duelo y entierro de Doña Sardina el 28 de diciembre.