La contaminación atmosférica en Cataluña se ha convertido en un problema urgente que exige una acción inmediata por parte de las autoridades locales y autonómicas. En España, alrededor de 30.000 muertes anuales están relacionadas con este fenómeno, y si no se implementan medidas efectivas, la situación podría empeorar considerablemente. Las grandes ciudades han tomado conciencia de esta grave problemática y han intensificado sus esfuerzos para reducir las emisiones de gases contaminantes. Sin embargo, a pesar de la expansión de las zonas de bajas emisiones en Cataluña, los datos indican que la calidad del aire sigue siendo crítica, especialmente en localidades específicas.
Barcelona, por ejemplo, ha logrado una notable reducción en sus niveles de PM2.5, con cifras que han bajado de 13 μg/m³ en 2022 a 11,5 μg/m³ en 2023. No obstante, otras ciudades catalanas, como Lleida, Tarragona y Reus, continúan lidiando con altos niveles de contaminación, aunque la situación es más alarmante en Mollet del Vallès.
El último Informe Mundial de la Calidad del Aire de la empresa suiza IQAir revela que Mollet del Vallès, Santa Perpètua de Mogoda y Granollers son las tres ciudades con el aire más contaminado de España. Estas localidades, situadas en el área metropolitana de Barcelona, superan ampliamente los niveles de calidad del aire establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En particular, Mollet del Vallès se destaca por registrar picos mensuales de PM2.5 que superan los 20 microgramos por metro cúbico (μg/m³), alcanzando incluso los 28,2 μg/m³ en febrero de 2023. Este nivel es cinco veces mayor al límite recomendado por la OMS, constituyendo un grave riesgo para la salud pública.
Para combatir la contaminación atmosférica en Cataluña y en el resto de España, es crucial que se adopten políticas más estrictas que regulen las emisiones industriales, se mejore el transporte público y se fomenten alternativas sostenibles. Aunque la situación en países como Bangladesh, Pakistán e India es aún más severa, la alarmante situación en España requiere atención inmediata para evitar consecuencias irreversibles en la salud pública y el medio ambiente.