Una ola de calor ha impactado severamente al sur de Europa, registrando el pasado jueves, 26 de junio, temperaturas que superaron los 40 grados Celsius en varias regiones. Este fenómeno ha generado serias preocupaciones sobre la salud pública, obligando a las autoridades a implementar medidas para mitigar sus efectos en la población.
España e Italia son los países más afectados, con ciudades como Sevilla y Roma bajo advertencias extremas. Las autoridades sanitarias han hecho un llamado a los ciudadanos para que se mantengan hidratados y eviten la exposición prolongada al sol, al tiempo que vigilan los síntomas de golpe de calor. Para ayudar a los más vulnerables, se han habilitado centros de refresco temporales en diversas comunidades.
La causa de esta ola de calor se atribuye a una dorsal de alta presión que se ha asentado sobre el sur del continente, actuando como una barrera que impide la llegada de masas de aire más frescas. Meteorólogos advierten que estas condiciones climáticas podrían volverse más frecuentes debido al cambio climático.
Los sectores agrícola y energético también están enfrentando retos significativos. Los agricultores temen por el impacto de las altas temperaturas en los cultivos, particularmente en momentos críticos de la cosecha. A su vez, se prevé un aumento en la demanda de aire acondicionado, lo que podría poner en tensión las infraestructuras eléctricas de la región.
Aunque se anticipa un alivio temporal con la llegada de frentes fríos, los expertos aconsejan a la población no bajar la guardia. Las temperaturas podrían empezar a descender hacia finales de la semana, proporcionando un respiro a millones de personas afectadas por esta intensa ola de calor.