Un grupo de aproximadamente 100 manifestantes intentó bloquear la carretera durante la Vuelta a España cuando la carrera se encontraba a unos 18 kilómetros de la meta. El incidente se produjo en un cruce conocido en Becerril de la Sierra, donde los ciclistas tuvieron que esquivar a los protestantes para continuar con la competición. Las fuerzas de seguridad intervinieron para mantener el orden en la zona.
Los manifestantes señalaron que su acción era una protesta contra una serie de políticas gubernamentales que consideran injustas, aunque no se especificaron los temas concretos. A pesar de la interrupción breve en la carrera, esta no se detuvo por completo, y los corredores, algunos visiblemente sorprendidos, mantuvieron su ritmo para llegar a la meta.
La reacción tanto de los ciclistas como de los organizadores fue de sorpresa, pero lograron adaptarse rápidamente a la situación. Los ciclistas pudieron continuar sin mayores incidentes, lo que destaca la importancia de mantener el evento en marcha a pesar de la protesta. Este suceso ha generado un debate sobre la intersección entre el deporte y la acción política en eventos de gran visibilidad como la Vuelta a España.