Fresneda de la Sierra, un pequeño municipio de la provincia de Cuenca que alberga a apenas cuarenta habitantes, ha tenido un verano atípico gracias a la presencia de cuatro estudiantes del programa ‘Campus Rural’, promovido por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Esta iniciativa ha demostrado que la vida en el ámbito rural no solo puede convivir con la formación académica, sino que también puede enriquecerla.
La alcaldesa del pueblo, Verónica Alcocer, ha agradecido la labor de estos jóvenes, quienes son estudiantes de la Politécnica de Valencia y de la Universidad de Castilla-La Mancha. Según Alcocer, su contribución ha sido vital para el desarrollo de varios proyectos locales que, de otro modo, no habrían podido llevarse a cabo debido a la escasa disponibilidad de recursos del municipio. Entre las iniciativas en las que han colaborado se encuentran la creación de una balsa, la rehabilitación de una plaza y la planificación de una comunidad energética.
Los estudiantes, por su parte, han encontrado en su estancia en Fresneda mucho más que una simple práctica académica. Daniel Requena, que aspira a ser ingeniero forestal, ha trabajado en la creación de un proyecto para una balsa de incendios y ha abordado temas relacionados con los servicios ecosistémicos del monte. Él menciona que el ritmo de vida tranquilo del pueblo ha sido un contraste beneficioso con el bullicio de la vida urbana.
Catherine Pardo, estudiante colombiana del máster en Sostenibilidad Ambiental, ha centrado su labor en la gestión hídrica de Fresneda, resaltando la necesidad de aplicar el conocimiento académico a las realidades locales. Carlos Miguel Mori Montoya, estudiante de Arquitectura, ha estado trabajando en la actualización catastral y el estudio urbanístico del municipio, mientras que Danel Ugaldea, estudiante de Ingeniería Eléctrica, ha colaborado en la creación de la comunidad energética, buscando optimizar el consumo eléctrico del pueblo.
La alcaldesa también ha destacado la curiosidad de los estudiantes por conocer la cultura local y su deseo de conectar con los mayores del pueblo, quienes han compartido sus tradiciones y costumbres en diversas comidas y encuentros. Los jóvenes, a su vez, han recomendado esta experiencia a sus compañeros, enfatizando la importancia de reconectar con el entorno rural en un contexto de despoblación.
Al finalizar su estancia, todos coincidieron en que su experiencia no solo les proporcionó conocimientos valiosos, sino también una conexión emocional con Fresneda. Verónica Alcocer se muestra esperanzada de que los jóvenes lleven consigo un “trocito de Fresneda” en sus corazones y asegura que siempre serán bienvenidos en el pueblo, al que han llegado a considerar como su hogar.
vía: Diario de Castilla-La Mancha