La pasarela del Arco de Bezudo en Cuenca ha sido inaugurada y ya está abierta al público, con el objetivo de mitigar los problemas de tránsito en esta área del Casco Antiguo, donde convivían peatones y vehículos. Además, se han creado dos nuevos miradores que ofrecen impresionantes vistas de la Hoz del Júcar. El alcalde de Cuenca, Darío Dolz, elogió a los arquitectos responsables del proyecto, los hermanos Javier y Miguel Ángel Redondo, calificándola de «una obra magnífica».
Dolz también expresó su agradecimiento a la constructora Obrescam y al historiador Pedro Miguel Ibáñez, quien elaboró los textos informativos en los paneles para los visitantes. Antes de la construcción de la pasarela, los peatones se veían obligados a transitar por la calzada del puente; sin embargo, ahora la interacción entre vehículos y personas se limita al tramo inferior del propio Arco de Bezudo. Para mejorar la seguridad, se está estudiando la implementación de regulaciones de tráfico, como la instalación de semáforos o pantallas de espejo que alerten a los conductores sobre la presencia de peatones.
Este proyecto se enmarca dentro de una subvención destinada a las Ciudades Patrimonio, con el Gobierno de España aportando 3 millones de euros a Cuenca. La inversión específica en la pasarela del Arco de Bezudo ha sido de 400.000 euros, mientras que el resto de los fondos se destinarán a la rehabilitación de la muralla, desde la zona del Castillo hasta la Puerta de Valencia. Dolz mencionó que ya hay empresas interesadas en redactar el proyecto de rehabilitación y espera que el anuncio del encargo se lleve a cabo la próxima semana.
Los arquitectos Redondo compartieron detalles sobre la pasarela, que está recibiendo a sus primeros visitantes desde su apertura. Miguel Ángel Redondo destacó la importancia del lugar por su valor patrimonial y explicó que la obra busca reducir el conflicto entre el tránsito peatonal y vehicular. Este proyecto se originó a partir de un concurso arquitectónico ganado hace casi dos décadas, pero no se había podido llevar a cabo hasta la fecha.
La pasarela, con un ancho de dos metros y una longitud de veintidós, ha sido construida con acero cortén, material que se integrará con el entorno patrimonial a medida que envejece. Se requirió importar un tipo de viga que ya no se fabricaba en España. Además, se han construido miradores que no solo resuelven el problema de tránsito, sino que enriquecen la experiencia para los turistas.
La iluminación nocturna de la pasarela será otro atractivo en el Casco Antiguo, mostrando cómo es posible realizar intervenciones modernas en elementos patrimoniales. Javier Redondo expresó su satisfacción por hacer realidad el proyecto concebido en 2007, enfatizando la idea de crear un «puente» entre el pasado y el presente, con un diseño que combina un lado más opaco, que respeta el puente, y otro más abierto, que ofrece vistas panorámicas hacia la hoz. Ambos arquitectos agradecieron también el esfuerzo de la constructora y la colaboración de expertos en historia y arqueología.
vía: Diario de Castilla-La Mancha