En el icónico barrio de Triana, en Sevilla, una antigua casa ha sido objeto de una notable transformación que la ha convertido en un ejemplo del creciente movimiento ‘slow life’. Esta obra de renovación no solo revitaliza el antiguo espacio, sino que también establece un nuevo estándar para la sostenibilidad en la vivienda, promoviendo una vida centrada en el bienestar.
Construida a principios del siglo XX, la casa contaba con una disposición típica de su época: pequeños cuartos y pasillos angostos, que generaban una atmósfera sombría y un acceso limitado a la luz natural. Sin embargo, gracias al trabajo visionario de un equipo de arquitectos y diseñadores locales, la propiedad ha pasado a ser un luminoso refugio urbano, diseñado especialmente para favorecer un estilo de vida pausado y reflexivo.
Uno de los cambios más destacados es la inclusión de un patio interior, un elemento tradicional en las viviendas sevillanas, que se ha convertido en el núcleo de la casa. Este espacio no solo permite una abundante entrada de luz natural, sino que también actúa como un área de convivencia y relajación. Rodeado de vegetación nativa y amueblado con cómodos asientos, el patio se presenta como un oasis en medio del bullicio citadino.
La casa también ha incorporado una moderna piscina que conecta directamente con la zona de estar principal. Este nuevo espacio, más que un lujo estético, se ha concebido como un recurso para mitigar las altas temperaturas estivales de Sevilla. Los azulejos que recubren la piscina reflejan la luz del sol, creando un ambiente refrescante y un atractivo visual excepcional.
La filosofía ‘slow life’, que aboga por un ritmo de vida más lento y consciente, está impregnada en cada aspecto de esta reforma. Los materiales seleccionados priorizan la sostenibilidad: predominan la madera natural, las piedras locales y las pinturas ecológicas. Además, la distribución interna ha sido replanteada para fomentar la interacción social y el disfrute, apostando por amplias áreas comunes que invitan a la convivencia y al descanso.
Las zonas más privadas, como los dormitorios y los baños, han sido igualmente cuidadas con atención al detalle. Se han incorporado grandes ventanales que permiten la entrada de luz natural y ofrecen vistas al patio y al jardín, estableciendo una conexión entre el interior y el exterior. El estilo decorativo de las habitaciones es minimalista pero acogedor, utilizando textiles naturales y tonos suaves.
En definitiva, esta transformación en Sevilla va más allá de una simple renovación estructural; representa un cambio filosófico que convierte una antigua casa oscura en un símbolo de vida tranquila, sostenible y armoniosa. Con sus espacios abiertos, un patio vibrante y una piscina revitalizante, la vivienda resurge como un testimonio del potencial de la arquitectura para mejorar la calidad de vida.
