El Balón de Oro 2025 ya tiene dueño: Ousmane Dembélé, el extremo del PSG, se llevó el prestigioso galardón de France Football. Esta victoria, sin embargo, dejó a Lamine Yamal con un sabor agridulce. A pesar de ser un firme candidato al trono, el joven de 18 años tuvo que conformarse con el Trofeo Kopa, otorgado al mejor jugador menor de 21 años. Este premio, que le convierte en el primero en ganarlo dos veces, no pudo ocultar la sensación de que había estado a un paso de alcanzar la máxima distinción.
La gala, celebrada en el icónico Theatre du Chatelet de París, mantuvo al público en vilo hasta el último momento. Ronaldinho fue el encargado de anunciar a Dembélé como el ganador, mientras Yamal esperaba expectante a su lado. La imagen de ambos simboliza un pulso generacional, donde el presente ha tomado la delantera sobre el futuro; un momento en el que Yamal, aunque logró un importante reconocimiento, sintió que su brillo no podía compararse con el resplandor del Balón de Oro.
Para Dembélé, este reconocimiento representa la culminación de una carrera que ha tenido sus altibajos, consolidándose ahora en la capital francesa. Por su parte, la experiencia de Yamal se convierte en una lección sobre los desafíos que hay que afrontar para llegar a la cima. Muchos esperaban que él se convirtiera en el ganador más joven de la historia de este prestigio, pero en esta ocasión, los votos no favorecieron esa narrativa.
A pesar de marcharse con el Trofeo Kopa, símbolo de un futuro prometedor, el joven no pudo evitar sentir que su victoria se opacaba en comparación con el prestigioso Balón de Oro de Dembélé. Esta entrega dejó en evidencia la lucha entre la juventud y la experiencia, enviando un mensaje claro a los aficionados del Barcelona: el futuro de Lamine Yamal está asegurado, pero el presente todavía pertenece a Dembélé.