Una de las formas más efectivas para detectar a una persona catalana en una conversación informal no pasa por su acento ni por sus gestos, sino por una expresión concreta que sorprende a muchos hispanohablantes: «ara vengo». Esta construcción, heredada directamente del catalán, ha despertado la curiosidad y el debate en redes sociales por su uso aparentemente contradictorio.
La frase «ara vengo» —o su variante más castellanizada, «ahora vengo»— se ha viralizado en plataformas como TikTok gracias a la usuaria @sareur_, quien la presentó como un ejemplo de lo que popularmente se conoce como «catalanadas»: traducciones literales del catalán al castellano que resultan extrañas fuera de Cataluña. En su vídeo, la joven lanza una afirmación directa: «Dime que es catalán sin decirme que es catalán». Así, esta peculiar manera de anunciar que uno se ausenta un momento entra en juego.
En términos lingüísticos, la construcción se influye directamente del catalán «ara vinc», que significa «ahora vengo». En muchas regiones de España, lo habitual sería decir «ahora voy» al marcharse un momento, lo que hace que este giro suene forzado o incoherente para quienes no están familiarizados con él. Sin embargo, el fenómeno no solo ha generado sorpresa, sino también un debate sobre su uso. Usuarios andaluces han comentado en masa que ellos también emplean la misma fórmula, reivindicándola como suya. Esto pone de manifiesto la riqueza y el mestizaje lingüístico que se vive en el país, donde los préstamos y calcos idiomáticos entre lenguas y dialectos son comunes.
Más allá del célebre «ara vengo», existen otras expresiones que delatan el origen catalán de quienes las pronuncian. Frases como «a más a más» (calco de «a més a més»), despedirse con un «adeu» o proponer «hacer un café» en lugar de «tomar un café» son indicios habituales. Algunas de estas construcciones están tan integradas en el habla cotidiana que incluso los castellanohablantes nativos de Cataluña las usan sin pensarlo.
Asimismo, expresiones como «prou» en lugar de «basta» o «abrir la luz» en vez de «encenderla» forman parte de este catálogo de catalanismos. Aunque puedan sonar «rarísimos» fuera del ámbito catalanoparlante, son reflejo de una convivencia lingüística rica y en constante evolución.
El artículo también destaca particularidades del catalán que llaman la atención fuera de su territorio. Por ejemplo, mientras el español dice «está lloviendo a cántaros», en catalán se traduce como «està plovent a bots i barrals», una frase desconocida para muchos hispanohablantes. Además, las diferencias entre el catalán de Barcelona, el mallorquín y el valenciano también generan curiosidad. Mientras un catalán diría «és brutal» para expresar admiración, un valenciano podría optar por «és la polla» y un mallorquín por «és bestial», evidenciando la diversidad dentro de una misma lengua.
En conclusión, estas expresiones no solo revelan el origen de quien las usa, sino que también enriquecen el mosaico cultural y lingüístico de España. Aunque algunas suenen extrañas al oído ajeno, son prueba de que el lenguaje nunca deja de evolucionar.