En una operación significativa llevada a cabo por la Guardia Civil en el puerto de Melilla, se logró la detención de tres individuos que intentaban trasladar una gran cantidad de medicamentos con prescripción a Marruecos. Los detenidos, dos hombres y una mujer de 33, 40 y 19 años, respectivamente, llegaron desde Almería ocultando en dos vehículos más de 27,000 comprimidos. Todos ellos son conocidos por las autoridades debido a antecedentes en actividades similares y ahora enfrentan cargos por un delito contra la salud pública, específicamente por tráfico de medicamentos.
La operación tuvo lugar a las 7:00 horas del 11 de febrero, durante un procedimiento rutinario de inspección. Todo comenzó con un Volkswagen Golf de matrícula nacional, que era conducido por uno de los detenidos. Algunos indicadores extraños en el salpicadero del vehículo llamaron la atención de los agentes, quienes, al realizar la inspección, hallaron 120 paquetes que contenían un total de 11,000 pastillas de clonazepam y alprazolam.
La investigación se amplió cuando se descubrió que un segundo vehículo, un Citroën C4 que era conducido por la mujer detenida, también estaba involucrado en la operación. Ambos automóviles habían sido modificados para facilitar el contrabando de medicamentos, escondiendo los fármacos en compartimentos secretos diseñados para evadir la detección de las autoridades.
El segundo vehículo fue interceptado en la frontera terrestre en su intento de abandonar Melilla hacia Marruecos, y estaba ocupado por una familia, incluyendo dos menores. En su interior se encontraron 16,000 comprimidos de pregabalina, lo que sumaba más de 27,000 pastillas en total entre ambos vehículos.
El valor de mercado de los medicamentos decomisados, de haberse entregado a los destinatarios finales, superaría los 172,000 euros, resaltando así el lucrativo negocio que el tráfico de medicamentos representa para las redes criminales. La operación fue apoyada por el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA), y los detenidos fueron puestos a disposición judicial junto con los vehículos y los fármacos confiscados.
Esta intervención pone de manifiesto la continua lucha de las autoridades contra el tráfico ilegal de fármacos, un delito que no solo pone en riesgo la salud pública, sino que también alimenta el entramado de la criminalidad organizada transfronteriza. La colaboración y vigilancia aduanera desempeñan un papel vital en la detección y detención de estos delitos, protegiendo así la integridad del sistema de salud y la seguridad ciudadana.