La Dirección General de Tráfico (DGT) ha presentado un plan ambicioso para 2025, que incluye una serie de medidas diseñadas para mejorar la seguridad vial y disminuir la siniestralidad en las carreteras, centrándose especialmente en la protección de colectivos vulnerables. Una de las medidas más relevantes es la reducción de la tasa de alcoholemia permitida a 0,20 gramos por litro de sangre, una decisión que se enmarca dentro de una política de “tolerancia cero” hacia el consumo de alcohol al volante. Esta normativa busca combatir el preocupante índice de accidentes relacionados con el alcohol, que representan un 53,6% de los siniestros más graves.
Además, la DGT ha introducido normativas nuevas que afectarán a motoristas y usuarios de patinetes eléctricos, ambos grupos considerados de alto riesgo en el contexto actual. Para los motoristas, se exigirá el uso de casco integral o modular en vías interurbanas, así como guantes y calzado cerrado para garantizar mayor protección. También se implementarán cursos obligatorios para aquellos que deseen conducir motocicletas con el carné B, junto con la autorización de circular por arcenes en situaciones de tráfico congestionado.
En el caso de los patinetes eléctricos, se establecerá un registro oficial obligatorio, la prohibición de circular por las aceras, y el uso del casco se convertirá en una obligación. Además, se fijará una edad mínima de 16 años para poder utilizar estos vehículos.
Otra de las medidas destacadas es la prohibición de avisos sobre controles policiales en redes sociales o plataformas de mensajería como WhatsApp. Esta acción busca evitar que los infractores eludan los controles de alcohol y drogas, garantizando así la efectividad de las campañas de vigilancia.
Con las reformas propuestas, la DGT se alinea con las recomendaciones de la Comisión Europea, estableciendo como lema para 2025: “Solo cero tiene cero consecuencias”. El director de la DGT, Pere Navarro, subraya que el enfoque principal de estas nuevas regulaciones es reducir el número de fallecidos en accidentes de tráfico, una meta que se vuelve más urgente tras las cifras preliminares que ya superan las de 2023. Estas medidas son un paso significativo hacia una mayor seguridad en las carreteras y en la protección de la vida de los usuarios.