El equipo científico encargado de las excavaciones en el Abrigo de la Malia, ubicado en la localidad de Tamajón, Guadalajara, continúa su labor con optimismo, con la esperanza de descubrir restos humanos en futuras campañas. A pesar de que hasta ahora se han recuperado pocos restos humanos del Paleolítico superior inicial al sur de los Pirineos, el director del proyecto, Adrián Pablos, se muestra confiado en que se lograrán nuevos hallazgos a medida que se profundicen las excavaciones. “Esperamos entrar en cronología neandertal a medida que se alcancen nuevos niveles más profundos en la excavación, y en ella, quizá, encontrar algún fósil humano”, asegura Pablos.
Este proyecto, que cuenta con el respaldo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), involucra la colaboración de varias universidades españolas, como Sevilla, Complutense de Madrid, Alcalá, País Vasco, Salamanca y Murcia, así como del CSIC en Mérida y el Institut Català de Paleoecologia Humana y Evolució Social. «Son muchas instituciones y expertos en diversas áreas científicas los que nos están ayudando a sacar el trabajo adelante», destaca el director del proyecto.
El equipo multidisciplinario, compuesto por geólogos, arqueólogos, paleontólogos y paleobotánicos, trabaja cada verano en Tamajón para interpretar los hallazgos y avanzar en la investigación. Las excavaciones están cofinanciadas por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el CENIEH, con apoyo logístico del Ayuntamiento de Tamajón.
Desde el año 2021, la localidad alberga el Centro de Interpretación Arqueológica y Paleontológica (CIPAT), donde se espera que algunos de los hallazgos sean expuestos en el futuro. El alcalde de Tamajón, Eugenio Esteban, ha expresado su apoyo al proyecto, considerándolo una “apuesta segura por el desarrollo rural”.
Las excavaciones en el Abrigo de la Malia han contribuido a cerrar un vacío en el registro humano del centro de la Península Ibérica que se había extendido durante 42.000 años, desde la migración de los neandertales. Desde 2018, año en que comenzaron las excavaciones, se han recuperado numerosas evidencias de la presencia humana, incluidas herramientas líticas y restos de fauna.
Los análisis realizados han proporcionado dataciones que revelan ocupaciones en el periodo Auriñaciense, con restos de más de 35.000 años de antigüedad, así como evidencias de asentamientos en el Gravetiense, entre 27.000 y 25.000 años atrás. Además, los investigadores han hallado restos de fauna que dan cuenta de la dieta de aquellos habitantes.
En la reciente campaña de 2024, se encontraron raspadores de piel y otros utensilios, junto con huesos de un cánido, que aportan nuevas pistas para entender la historia humana en la región. Pablos concluye que el yacimiento de La Malia es un lugar en constante evolución y con un futuro prometedor, siempre que continúe el apoyo institucional para su investigación.
vía: Diario de Castilla-La Mancha