En un mundo donde la tecnología se ha convertido en una extensión de nosotros mismos, el móvil ha adquirido roles que van más allá de la comunicación. Se ha transformado en nuestro despertador, nuestra oficina portátil y hasta en nuestro diario emocional. Ahora, nos acompaña a todas partes: desde el trabajo hasta la playa, y a menudo lo consultamos sin reflexionar sobre ello. La necesidad de desconectar de este aparatoso compañero surge como una cuestión vital, especialmente en épocas de descanso.
Cada vez más expertos como neurocientíficos, psicólogos y directivos del sector tecnológico subrayan la importancia de desconectarse. David Carrero, cofundador de Stackscale, un líder en soluciones de inteligencia artificial, es un ferviente defensor de esta práctica. Antes de sus vacaciones, asegura organizar todo con su equipo y, una vez lejos de la oficina, apaga su móvil y portátil, dedicándose a actividades como la lectura en papel y el deporte. “Se trata de descansar de verdad», comparte.
Antonia González, directora de la agencia Color Vivo, refuerza esta idea. Aunque admite la posibilidad de llevar el móvil, enfatiza la necesidad de limitar su uso. Usar temporizadores para aplicaciones y silenciar notificaciones puede marcar la diferencia en la calidad del descanso. La desconexión digital no solo beneficia el bienestar personal, sino que también tiene un impacto positivo en la salud física y mental, mejorando el sueño y fomentando relaciones más cercanas y significativas.
Sin embargo, la resistencia a desconectar persiste. Existe una creencia errónea de que estar siempre disponible equivale a ser responsable. Este fenómeno, conocido como FOMO (fear of missing out), lleva a muchas personas a mantener una conexión constante, temiendo perderse oportunidades. Mientras tanto, el auténtico descanso, la atención plena y la desconexión emocional se vuelven cada vez más difíciles de alcanzar.
Desconectar del móvil se presenta como un acto revolucionario en nuestros tiempos. Significa recuperar el control sobre nuestro tiempo y bienestar. Aunque al principio puede causar inquietud, con el tiempo permite experiencias auténticas: conversaciones sin interrupciones, paseos tranquilos y momentos de silencio que se transforman en verdadera calma.
Así, el desafío para este verano es claro: ¿qué llevarás contigo en tus vacaciones? Puede que descubras que el descanso verdadero no cabe en una pantalla. La mejor memoria no se captura en una foto para compartir, sino en esos momentos vividos plenamente, sin distracciones. Apagar el móvil puede abrir un mundo nuevo de posibilidades. Atrévete a dar ese paso.
