La vida son instantes y el fútbol es pura emoción. En un día que quedará grabado en la historia del Albacete Balompié, el equipo ha logrado superar, por primera vez en sus más de ochenta años de trayectoria, una tanda de penaltis en la Copa, desatando la locura entre sus seguidores.
Desde el primer minuto de juego, el partido fue un derroche de intensidad y pasión. En el minuto 18, el Estadio Carlos Belmonte experimentó un estallido de júbilo cuando Lorenzo, con un gran control, envió un balón preciso a Jefté. Este no dudó en lanzar un potente chut que acabó en la red, poniendo a su equipo por delante en el marcador y encendiendo la esperanza entre los más de doce mil aficionados presentes.
Con el marcador a su favor, el Albacete no solo defendió con firmeza la ventaja, sino que también mostró un juego audaz y confiado ante el rival europeo. A medida que avanzaba el partido, la emoción en las gradas se intensificaba, con los hinchas vibrando al ritmo de cada jugada, convencidos de que la victoria era posible.
Sin embargo, a pesar de su esfuerzo, el encuentro fue a los penales, un momento de nervios y expectativa para todos. En este dramático desenlace, el Albacete logró realizar una actuación excepcional, consolidando su avance a los octavos de final de la Copa. Este triunfo no solo representa una victoria deportiva, sino que también reafirma el vínculo indisoluble entre el club y su afición, juntos en las buenas y en las malas.
La jornada dejó dos lecciones claras: que el fútbol es un reflejo de la vida misma, donde cada instante cuenta y donde la perseverancia siempre tiene su recompensa.

