El Papa Francisco enfrenta actualmente un delicado estado de salud tras ser diagnosticado con neumonía bilateral, según un reciente informe médico del Hospital Policlínico Gemelli de Roma. La infección, originada por una infección polimicrobiana en las vías respiratorias, se suma a sus condiciones preexistentes de bronquiectasias y bronquitis asmática. Ante esta situación, los médicos han intensificado su tratamiento con antibióticos y cortisona para controlar los síntomas y tratar las complicaciones asociadas a la enfermedad.
A pesar de este diagnóstico preocupante, el Vaticano ha afirmado que el Santo Padre mantiene un buen estado de ánimo, asistiendo a la Eucaristía y alternando entre descanso, oración y lectura. El equipo médico ha optado por ser cauteloso con la información divulgada y ha emitido un parte tras evaluar la evolución de Francisco ante el nuevo tratamiento, siendo este el tercer ajuste realizado desde el inicio de su cuadro clínico. Un TAC torácico reciente mostró la extensión de la neumonía, lo que requirió adoptar medidas farmacológicas adicionales.
El acceso a la habitación del Papa ha sido restringido, permitiendo únicamente la entrada a sus tres secretarios personales y algunos miembros de seguridad. La logística diaria se coordina con Casa Santa Marta, que se encarga de enviarle documentos que requieran decisiones urgentes.
El Vaticano ha anunciado que debido a la evolución de su salud, Francisco no podrá presidir la misa del Jubileo de los Diáconos programada para este domingo. En su lugar, el evento será llevado a cabo por Monseñor Rino Fisichella. Sin embargo, existe la posibilidad de que el Papa realice el rezo del Ángelus desde una ventana del hospital o mediante una transmisión desde una capilla privada, con el objetivo de mantener el contacto con los fieles sin comprometer su recuperación.
La evolución del tratamiento está marcando la agenda del Vaticano y genera expectativas en torno a la recuperación del pontífice. Las alarmas se encendieron con los primeros análisis, que revelaron una infección resistente a los tratamientos iniciales, lo que llevó a los médicos a ajustar la medicación en busca de una respuesta positiva. A pesar de la complejidad de la situación, los especialistas se muestran optimistas y esperan una evolución estable en los próximos días. Se estima que la convalecencia del Papa podría extenderse más de dos semanas, aunque la evolución diaria será clave para determinar cuándo podrá retomar sus actividades públicas.