El reciente mensaje de Navidad del Rey Felipe VI ha generado una ola de críticas que ha resonado en redes sociales y en el ámbito político. Líderes de la izquierda, como Ione Belarra, secretaria general de Podemos, y Yolanda Díaz, al frente de la plataforma Sumar, han destacado la desconexión del discurso con la realidad social española, alineándolo con intereses conservadores.
Belarra arremetió en la red social X, donde expresó que el monarca representa «el proyecto deprimente de la derecha española», calificando además su mensaje de aburrido y poco relevante. En su crítica, la líder de Podemos hizo un llamado a favor de un modelo republicano, preguntando retóricamente: «¿Alguien más por aquí deseando que los discursos de fin de año los dé de una vez la presidenta de la República?»
Por su parte, Sumar también manifestó su decepción, subrayando la omisión de temas sociales cruciales como la violencia machista y las agresiones sexuales en el discurso. La plataforma consideró que el mensaje de Felipe VI fue «decepcionante y derechizado», lamentando que el Rey haya pasado por alto cuestiones de gran calado para la sociedad actual. En relación a los problemas climáticos, Sumar rechazó la falta de referencias a las causas del desastre de la DANA, argumentando que esto es consecuencia de «negacionismo climático y negligencia política». La inclinación del discurso hacia la inmigración como una problemática fue considerada igualmente preocupante por la plataforma.
La respuesta del público en redes no se hizo esperar; el hashtag #FelpudoVI se volvió viral, con usuarios compartiendo memes y comentarios irónicos que resaltaban la desconexión del monarca con las preocupaciones del pueblo. Los memes expusieron la falta de profundidad del mensaje, reflejando un sentimiento de insatisfacción hacia la monarquía en el contexto sociopolítico actual.
El discurso navideño de Felipe VI, que inicialmente pretendía ser un mensaje de unidad en un año marcado por desafíos, acabó generando una intensa controversia. Este hecho evidencia las profundas diferencias ideológicas entre la Casa Real y los sectores progresistas, reabriendo así un debate sobre el futuro y el papel de la monarquía en España.
