En el corazón del Barrio de las Letras de Madrid, un majestuoso palacio ha permanecido oculto a los ojos del gran público, custodiando secretamente la opulencia y el lujo del siglo XIX dentro de sus muros. Este enigmático lugar, que ha servido de escenario para numerosos rodajes, es célebre por su salón de baile de época isabelina, un testimonio de la historia y la cultura que respira la capital española. Ahora, gracias al esfuerzo de Patrimonio Nacional, este tesoro escondido se abre paso hacia la luz, permitiendo a visitantes locales y foráneos descubrir sus maravillas.
Patrimonio Nacional ha estado trabajando diligentemente para hacer accesibles al público espacios que, durante décadas, han estado cerrados. Esta iniciativa ha abarcado varios de sus monumentos más significativos, como el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, buscando enriquecer la experiencia de los visitantes mediante una inmersión más profunda en la riqueza histórica y artística de estos lugares.
Recientemente, el Palacio Real de Madrid, uno de los pilares de la herencia cultural de España y uno de sus monumentos más visitados, ha seguido esta tendencia abriendo dos espacios que habían estado fuera del alcance del público por más de 40 años. La inclusión de estas áreas al itinerario habitual ofrece a los visitantes una rara oportunidad de explorar los secretos mejor guardados del palacio, incluyendo sus pasadizos ocultos, y apreciar aún más su oferta museográfica.
Los nuevos espacios disponibles para la visita, tanto en modalidad libre como guiada, cuentan con elementos expositivos que ayudan a situar histórica y artísticamente cada sala. Entre las nuevas atracciones se encuentran la Antesacristía y la Sacristía de la Real Capilla, partes esenciales en el funcionamiento espiritual y litúrgico de la corte, que no solo han sido restauradas para su disfrute público sino también embellecidas con un enfoque museográfico renovado.
La Antesacristía, utilizada como antesala para los preparativos de los oficios religiosos, alberga ahora una colección de arte y objetos litúrgicos, incluyendo una fuente del siglo XVIII y piezas de mobiliario neogótico. Por otro lado, la Sacristía despliega esculturas del siglo XVIII y obras de maestros como Orazio Gentileschi y Antonio de Pereda, ofreciendo una ventana a las prácticas devocionales y el arte religioso de la época.
Con la apertura de estos dos espacios, el Palacio Real no solo amplía su atractivo turístico sino que también subraya el compromiso de Patrimonio Nacional con la divulgación del legado histórico y artístico de España. La invitación está abierta: un recorrido por estas salas recién inauguradas promete una visión más completa de la vida en la corte y el papel de la Real Capilla en el panorama cultural y espiritual del tiempo, enriqueciendo así la visita a este emblemático edificio madrileño. Esta acción representa un paso más en el esfuerzo continuo por preservar y compartir el patrimonio cultural del país, ofreciendo nuevas perspectivas y experiencias a quienes buscan empaparse de la historia y la belleza de España.