En un nuevo capítulo de tensiones y acusaciones entre las fuerzas políticas españolas, el Partido Popular (PP) ha encontrado un nuevo frente para criticar al gobierno de coalición liderado por el Presidente Pedro Sánchez, al vincularlo con el escándalo que rodea al exdiputado Íñigo Errejón y las graves denuncias de acoso y agresión sexual presentadas contra él. Este caso ha sacudido los cimientos de Sumar, partido al que pertenecía Errejón y que es liderado por Yolanda Díaz, generando una onda expansiva que impacta directamente en la imagen del gobierno.
Diversas fuentes del PP aseguran que este escándalo no solo golpea a Sumar, al que describen en «estado de descomposición», sino que también busca alcanzar al PSOE, acusándolo de estar al tanto de las acusaciones y de haberlas encubierto en un supuesto «pacto de silencio». La insistencia de estas voces en señalar a Sánchez como «cómplice» por su reticencia a exigir responsabilidades a Díaz muestra un claro intento de extender la mancha de descrédito a todo el ejecutivo.
A pesar de la tormenta política, Pedro Sánchez ha defendido su gestión y la de su gobierno frente a las críticas, enfatizando el trabajo por una «España feminista» y expresando su condena hacia quienes comprometen este proyecto de igualdad, al tiempo que brinda su apoyo a las víctimas de violencia de género. Sin embargo, el PP continúa afinando sus argumentos, considerando el «caso Errejón» un potencial elemento de desgaste para el gobierno, e incluso lo utiliza como parte de su estrategia para captar el voto femenino y el de electores descontentos con la izquierda, centrando sus críticas en lo que atribuyen a la «hipocresía feminista» de la coalición gobernante.
El caso ha reactivado críticas pasadas hacia figuras como José Luis Ábalos, antiguo secretario de Organización del PSOE, vinculando estos escándalos con una supuesta contradicción entre los principios feministas proclamados por el gobierno y las acciones (o inacciones) frente a casos de violencia contra las mujeres dentro de sus filas. En este contexto, destacados miembros del PP, como Noelia Núñez, Ester Muñoz, Alicia García y Cuca Gamarra, han elevado el tono de sus críticas, exigiendo responsabilidades y señalando una falta generalizada de acción y transparencia por parte de la coalición gobernante.
La situación plantea numerosas interrogantes sobre el futuro político de Sumar y las posibles repercusiones para el gobierno de coalición, en un momento donde la estabilidad parece tambalearse ante la carga de las acusaciones y la creciente presión política. La renuncia de Errejón, lejos de aplacar la tempestad, parece haber desatado una crisis de confianza y credibilidad que aún tiene capítulos por desarrollarse, afectando no solo a quienes están directamente implicados, sino al conjunto del ejecutivo y sus aliados.
