El Quijote Arena se prepara para un emocionante evento de balonmano, despertando con un ambiente festivo que anticipa la llegada de un día inolvidable. Con las puertas aún cerradas, grupos de aficionados y aficionadas se agolpan en las afueras, mostrando su entusiasmo y expectativa. La organización ha confirmado el lleno total en las gradas y ha decidido habilitar el graderío superior, añadiendo espacio para la vibrante multitud que espera ansiosa el comienzo del espectáculo.
Minutos antes del inicio del encuentro, los jugadores del Caserío calientan en el centro de la pista, irradiando una energía contagiosa que resuena entre los espectadores. El clamor de aplausos y vítores llena la grada, mientras niños observan a sus héroes con admiración. La atmósfera es electrizante: algunos espectadores guardan un silencio reverente, mientras que otros ya se suman a cánticos que anuncian la llegada de la emoción.
A medida que las banderas ondean y los bombos marcan el ritmo, la frase «Hoy sí» se convierte en un mantra de esperanza en el aire. Ciudad Real se prepara para vivir un día memorable, repleto de pasión por el balonmano. La entrada de los niños y los obsequios entregados a los árbitros añaden un toque especial a la jornada, que promete ser un espectáculo digno de recordar. Con el pitido inicial a punto de marcar el surgimiento del juego, el sueño de la afición se dispone a hacerse realidad.