Hay algo profundamente humano en los comienzos, donde una mezcla de ilusión, incertidumbre y responsabilidad se encuentra presente. Cada inicio, como el de un nuevo curso escolar, es un territorio por explorar, lleno de promesas y desafíos. Volver a las aulas es mucho más que retomar rutinas; es regresar a un espacio donde se ensaya la vida.
Las escuelas y aulas son pequeñas sociedades donde aprendemos a convivir, escuchar, respetar y compartir. Johann Hari decía que “prestar atención es un acto de amor”, y en la escuela, cada gesto de atención por parte de alumnos, familias y profesores es construir un futuro colectivo.
El curso escolar no es solo para los alumnos; también empieza para sus docentes, que renuevan su compromiso con la enseñanza, renovando un voto invisible con la sociedad. Enseñar es mucho más que transmitir conocimientos: es acompañar, inspirar y sostener. Más de 33,600 docentes en Castilla-La Mancha afrontan con ilusión la tarea de abrir caminos en 1,080 centros públicos, junto a colegios concertados y privados, sumando 1,784 espacios educativos donde la vida escolar toma forma.
Las familias también reinician su curso. En cada mochila que preparan y en cada conversación de ánimo, activan un compromiso silencioso de colaborar con el profesorado y confiar en el sistema educativo. Son las familias quienes transmiten los valores que la escuela refuerza, en un diálogo constante que crea una educación sólida.
No podemos olvidar a quienes hacen posible el funcionamiento del engranaje educativo: personal de administración, servicios, equipos directivos, instituciones colaboradoras, asociaciones, y muchos otros profesionales que contribuyen para que cada alumno, casi 385,000 en nuestra región, tenga la oportunidad de aprender con equidad y seguridad.
Como decía Séneca, «no hay viento favorable para quien no sabe a qué puerto se dirige». Nuestro puerto es formar personas capaces de pensar, convivir, crear y cuidar. Personas que entienden que las normas son una forma de respeto mutuo y aprenden a ser libres siendo responsables.
Como administración educativa, renovamos nuestro compromiso con la mejora continua, innovación, inclusión y reconocimiento del trabajo docente. Apostamos por una educación que valore el talento en todas sus formas y entienda la diversidad como una riqueza.
Comenzar un curso es una forma de esperanza, creyendo en la posibilidad de aprender algo nuevo, enseñar mejor y fomentar esfuerzo, descubrimiento y empatía. En nombre del Gobierno de Castilla-La Mancha, deseo a toda la comunidad educativa un curso lleno de aprendizajes significativos y conquistas importantes. No olvidemos que la educación es la herramienta más poderosa para transformar vidas y sociedades. Que este nuevo curso sea una oportunidad para empezar y aprender de nuevo.
vía: Diario de Castilla-La Mancha
