En el contexto actual de la geopolítica internacional, los misiles balísticos se presentan como una de las armas más estratégicas y destructivas, empleadas a menudo en políticas de disuasión nuclear. Un misil balístico es un proyectil diseñado para transportar cargas explosivas, ya sean convencionales o nucleares, a largas distancias, siguiendo una trayectoria parabólica. A diferencia de los misiles de crucero, que son guiados durante la totalidad de su trayecto, los misiles balísticos utilizan la energía generada por su lanzamiento para alcanzar grandes altitudes y posteriormente, descendiendo hacia su objetivo bajo la influencia de la gravedad.
Entre sus características más destacadas se encuentran su capacidad de alcance, que se clasifica en varias categorías: misiles de corto alcance (SRBM) de menos de 1,000 km, misiles de medio alcance (MRBM) que cubren entre 1,000 y 3,500 km, misiles de alcance intermedio (IRBM) de entre 3,500 y 5,500 km, y los misiles balísticos intercontinentales (ICBM), que pueden superar los 5,500 km. Además, son capaces de transportar diferentes tipos de ojivas, incluidas nucleares, químicas y biológicas, y algunos modelos están diseñados para llevar múltiples cabezas nucleares que pueden impactar en objetivos diferentes.
La velocidad de los misiles balísticos intercontinentales también es un factor notable, ya que pueden alcanzar velocidades superiores a los 24,000 km/h en la fase de reentrada, complicando su intercepción.
A nivel internacional, varios países poseen misiles balísticos y han desarrollado una amplia variedad de modelos. En Estados Unidos, destaca el Minuteman III y el Trident II, mientras que Rusia cuenta con el R-36 y el Topol-M como parte de su formidable arsenal. China tiene en su poder misiles como el DF-41 y el DF-31, y Corea del Norte ha desarrollado los Hwasong-15 y Hwasong-17. Asimismo, India, con el Agni-V y el Prithvi, y potencias como el Reino Unido, Francia, Israel e Irán, también tienen sus propios misiles balísticos.
Las potencias nucleares oficiales, que incluyen a Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido, mantienen arsenales significativos de misiles balísticos, mientras que otras naciones como India, Pakistán, Israel y Corea del Norte cuentan con capacidades nucleares no oficiales. Países como Irán y Arabia Saudita han desarrollado misiles balísticos de alcance intermedio, y otros, como Turquía y Corea del Sur, poseen capacidades más limitadas.
En conclusión, los misiles balísticos son fundamentales en el desarrollo de las capacidades defensivas y ofensivas de muchas naciones. Su existencia y sofisticación están íntimamente relacionados con la política de disuasión y las dinámicas en la arena internacional. A pesar de los esfuerzos por controlar su proliferación, los avances tecnológicos en este ámbito continúan representando un desafío considerable para la seguridad global.