En el restaurante del amor en Cuatro, la cena entre Antonio y Lucía fue todo menos exitosa. Sus diferentes puntos de vista y personalidades incompatibles llevaron la velada al fracaso, generando una experiencia tensa y sin conexión.
Antonio, un hombre tradicional adaptado a los tiempos actuales, llegó dispuesto a conocer a Lucía después de 20 años soltero. Sin embargo, tras verla de cerca, cambió de opinión y la describió como «normal y corriente». Por su parte, Lucía no quedó impresionada por la apariencia de Antonio y lo rechazó desde el principio.
La situación se complicó aún más cuando Lucía mostró poco interés en mantener una conversación con Antonio, quien se mostró molesto y frustrado. La falta de química y las diferencias irreconciliables entre ellos dejaron la cena en un ambiente incómodo y desagradable.
A pesar de sus intentos por mantener las formas, los comentarios despectivos y la falta de conexión marcaron la velada. Tanto Antonio como Lucía terminaron la cita deseando no volver a verse, evidenciando lo complicado que puede ser encontrar la afinidad en una cita a ciegas.