El 14 de octubre de 2025 marcará un hito significativo en el mundo de la tecnología: Microsoft dejará de ofrecer soporte para Windows 10, un sistema operativo que ha dominado el mercado durante años. A pesar de la resistencia de algunos usuarios a migrar a Windows 11, cuya recepción ha sido mixta debido a preocupaciones sobre su rendimiento y su enfoque en la recopilación de datos, Linux emerge como una opción atractiva y duradera para quienes buscan alternativas robustas.
Windows 11 ha sido objeto de críticas que lo comparan con su problemático predecesor, Windows Vista. Los usuarios han expresado su descontento con las restricciones que conlleva, como la necesidad de un chip TPM 2.0 para su instalación y su estrecha integración con servicios en la nube, lo que ha suscitado preocupaciones en torno a la privacidad. En este contexto, Linux se presenta como una solución que prioriza la libertad y el control del usuario, además de ofrecer una plataforma estable y segura.
Durante años, Linux fue visto como un sistema operativo reservado para expertos, pero en la actualidad, distribuciones como Linux Mint lo han transformado en una opción accesible para todos. Con una interfaz similar a Windows 7, la transición para los usuarios más tradicionales es ahora más sencilla. Instalar aplicaciones en Linux se ha vuelto tan intuitivo como en un dispositivo móvil: simplemente hay que buscar y hacer clic en «Instalar».
Para quienes dependen de Microsoft Office, Linux brinda alternativas viables. Se puede acceder a la versión web de Office 365 a través de cualquier navegador o elegir soluciones gratuitas y de código abierto como LibreOffice, OnlyOffice o WPS Office, que son compatibles con los formatos de Microsoft y ofrecen diseños y funcionalidades modernas.
Las capacidades de Linux no se limitan a la oficina. Con navegadores como Firefox, Chrome y Brave disponibles, así como clientes de correo como Evolution o Thunderbird, los usuarios cuentan con una amplia gama de herramientas para navegar y comunicarse. En el ámbito de los videojuegos, con el aumento de la compatibilidad de Steam y servicios como Xbox Game Pass, los gamers encuentran un ecosistema en crecimiento.
La seguridad es otra gran ventaja de Linux. Diseñado desde sus inicios con un enfoque en la protección, este sistema es menos vulnerable a virus y amenazas en comparación con Windows. Los usuarios de Linux pueden operar sin la necesidad de antivirus, lo cual es un alivio en un mundo donde los parches de seguridad para Windows son una constante.
Linux también es grato para aquellos que trabajan con hardware más antiguo, ya que funciona de manera eficiente en equipos con recursos limitados. Mientras que Windows 11 impone estrictos requisitos de hardware, Linux se adapta a computadoras modestas y no necesita componentes como el TPM 2.0, facilitando la revitalización de dispositivos obsoletos.
Los que optan por adquirir nuevos equipos encontrarán múltiples opciones, ya que varias marcas ofrecen PCs con Linux preinstalado. Empresas como Dell y Lenovo patrocinan modelos con Ubuntu, mientras que fabricantes como System76 y Slimbook se especializan en PCs optimizadas para Linux.
Con la inminente finalización del soporte para Windows 10 y las crecientes críticas hacia Windows 11, Linux se perfila como la alternativa más lógica y sensata. Este sistema operativo destaca por ser seguro, eficiente, compatible con diversos dispositivos y, lo más importante, libre de las restricciones que dominan a otras plataformas. Para aquellos escépticos, la recomendación es clara: experimentar con Linux Mint en un equipo de prueba. La promesa de un futuro libre y sin limitaciones es cada vez más evidente, y Linux está a la vanguardia de esta revolución tecnológica.