La Dirección General de Tráfico (DGT) ha propuesto una medida que busca transformar la seguridad vial en España: reducir el límite de alcohol permitido al volante a 0,1 miligramos por litro en aire espirado, una cifra que el director general, Pere Navarro, ha calificado como «cero absoluto». Esta iniciativa, respaldada por un informe del Instituto Universitario de Investigación en Tráfico y Seguridad Vial (INTRAS), tiene como objetivo alinear a España con estándares europeos más rigurosos y reducir los más de 36 fallecidos por millón de habitantes registrados en las carreteras del país.
En la actualidad, la tasa legal se encuentra en 0,25 mg/l en aire espirado (0,5 g/l en sangre) para conductores generales, y en 0,15 mg/l (0,3 g/l en sangre) para profesionales. Sin embargo, la nueva propuesta de la DGT establece un único umbral de 0,1 mg/l, siguiendo el ejemplo de naciones como Suecia y Noruega, donde estas medidas han llevado a una reducción del 12% en los siniestros con víctimas y del 8% en los accidentes mortales. Navarro ha destacado que la sociedad española ya había manifestado su apoyo a esta iniciativa: «Incluso la ciudadanía nos reclamaba avanzar hacia una tasa 0,0», afirmó en la presentación del informe.
La DGT también prevé la implementación de nuevos alcoholímetros que no requieren soplar, lo que facilitará los controles en carretera y evitará la evasión. Junto con un aumento en los operativos, especialmente en zonas urbanas y con pruebas combinadas de alcohol y drogas, el objetivo es disuadir a los conductores de asumir riesgos. Sin embargo, la medida no se limita a lo punitivo. El informe resalta la importancia de reforzar campañas de concienciación, educación vial en autoescuelas y programas de reeducación para conductores reincidentes. Se sugiere, además, una reforma legal para castigar con mayor severidad el policonsumo de sustancias, que va en aumento.
Expertos advierten sobre los peligros de negarse a un control de alcoholemia. Según un abogado especializado en tráfico, esta negativa no solo conlleva sanciones económicas y la retirada del permiso, sino que puede agravar las consecuencias legales en caso de accidente. Las autoridades enfatizan que la única opción segura es no consumir alcohol si se va a conducir, especialmente con la nueva meta de tolerancia casi nula.
Mientras se espera la tramitación parlamentaria de esta reforma, el mensaje de la DGT es claro: «Ha llegado el momento de ser coherentes con nuestras campañas». El objetivo es que las carreteras se conviertan en un espacio donde el alcohol no tenga cabida. La interrogante ahora es si los conductores estarán dispuestos a adaptarse a esta nueva realidad.
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