La selección española masculina de baloncesto comenzó el Eurobasket con un tropiezo significativo al caer 83-69 ante Georgia en Limassol. Esta derrota expuso las debilidades de la actual campeona de Europa, que no pudo imponer su estilo de juego y se encontró permanentemente a la sombra de un rival más battallador. Tornike Shengelia, la estrella georgiana que volvió al equipo, fue una pieza clave, elevando su rendimiento a medida que las dudas arreciaban en el conjunto dirigido por Sergio Scariolo.
A pesar de que durante la preparación se habían vislumbrado momentos de competitividad, las ilusiones se desmoronaron rápidamente en este primer partido del torneo. No hubo una actuación destacada en el equipo español; jugadores fundamentales como Santi Aldama y Willy Hernangómez lucharon por encontrar su mejor versión. El tiro exterior se volvió un lastre, con una desafortunada estadística de 7 aciertos en 32 intentos desde la línea de tres, y el dominio en el rebote por parte de Georgia fue evidente con una diferencia de 46 a 29. Además, la inefficacia en los tiros libres, con solo 6 aciertos de 13, multiplicó los problemas para España.
En la segunda mitad, Georgia siguió presionando. Aunque España intentó una reacción, la acumulación de errores en tiros libres y pérdidas de balón complicó la situación aún más. A pesar de un intento por acercarse en el marcador con un parcial esperanzador, Georgia mantuvo su consistencia y rápidamente volvió a aumentar la diferencia, sellando una derrota que se presenta como un mal augurio para las aspiraciones del equipo. Ahora, España se encuentra en una posición complicada, con la necesidad imperiosa de ganar su próximo partido contra Bosnia-Herzegovina para conservar algún hilo de esperanza en su camino por avanzar en el torneo.