El presunto autor del asesinato de Ramy Virginia Taccarelli, de 41 años, ha comparecido este lunes ante los juzgados de Guadalajara para revisar su situación de prisión preventiva mientras aguarda el juicio. El cadáver de Ramy fue encontrado en una cueva en Ruguilla (Cifuentes) el pasado 25 de junio. A las puertas del Palacio de Justicia, amigos, familiares y compañeros de trabajo de la víctima se han concentrado para exigir «justicia».
Desde su detención, el acusado ha permanecido en prisión provisional por un presunto delito de homicidio. Después de más de dos horas en los juzgados, fue escoltado de regreso por la Guardia Civil, enfrentándose a los gritos de «asesino, asesino» de los manifestantes. Durante la concentración, se pudieron observar pancartas con mensajes como «Ramy merecía vivir y ser escuchada», «Ni una más. Máxima condena para su asesino» y «Ramy somos todas».
Según fuentes de la acusación particular, se ha confirmado que el juicio se llevará a cabo ante un tribunal del jurado. La acusación ha dejado claro su propósito de solicitar la máxima pena: prisión permanente revisable por un presunto delito de asesinato, que incluye múltiples agravantes como la alevosía y el ensañamiento.
La letrada de la acusación, Bianca Sharma, ha enfatizado que el crimen fue premeditado. Al parecer, el acusado, quien es padre de la hija de Ramy, habría urdido planes para acabar con la vida de toda la familia. A pesar de recibir asesoramiento en el Centro de la Mujer de Guadalajara, Ramy no formalizó denuncias por temor a su pareja, quien ya había sido denunciado anteriormente.
La hermana de la víctima, Oriana, ha manifestado que Ramy había considerado hacer una denuncia debido a las constantes agresiones, tanto verbales como psicológicas. Además, mencionó que su hermana había recibido amenazas de que su hija podría desaparecer. La familia siente frustración por la burocracia que rodea el proceso de denuncias, considerándola un obstáculo en la búsqueda de ayuda.
Oriana resaltó que Ramy se había marchado con el acusado para proteger a sus hijos y, en representación de la familia, señaló que el crimen fue «premeditado», insistiendo en la necesidad de justicia. La familia cree que podrían haberse realizado más esfuerzos por parte de las instituciones competentes y criticó los protocolos de atención en casos de violencia de género, lamentando que casi un mes después de la desaparición de Ramy aún no se haya podido identificar su cuerpo. «Sólo pedimos que se haga justicia», concluyó.
vía: Diario de Castilla-La Mancha