La Audiencia de Palma ha reabierto el caso de Pere Barceló, un exsacerdote de 74 años, quien enfrenta acusaciones de abusos sexuales a una menor durante sesiones de catequesis entre 2007 y 2008 en Can Picafort, Mallorca. La Fiscalía ha solicitado diez años de prisión, además de una orden de alejamiento de 20 años y una indemnización de 40.000 euros para la víctima.
Barceló, que ya cumplió seis años de condena en 2016 por haber violado a otra niña en la misma parroquia a finales de los años 90, ha negado rotundamente los nuevos cargos durante el juicio. Declaró: "Ninguna niña o niño se sentó sobre mí", y fue destacado como el primer sacerdote expulsado en España por la Iglesia bajo la política de "tolerancia cero" hacia los abusos.
La víctima, que testificó por videoconferencia, lo hizo entre lágrimas, expresando su angustia y ratificando los abusos. Su testimonio fue respaldado por dos expertas en violencia sexual infantil, quienes subrayaron su coherencia y credibilidad. Según ella, los hechos salieron a la luz cuando, siendo adolescente, confesó a sus profesores sobre dos episodios de agresión, uno de los cuales atribuía al exsacerdote.
La defensa de Barceló, por otro lado, ha pedido su absolución, cuestionando la veracidad de las acusaciones. En su última intervención, el acusado aseguró que se sentía "contento" por haber expuesto su versión y mencionó haber estado "desconectado" durante su anterior tiempo en prisión.
El tribunal ha dejado el caso visto para sentencia, lo que reabre las heridas de un escándalo que ha sacudido a la comunidad religiosa mallorquina.
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