La Policía Nacional ha iniciado una investigación para aclarar la fuga de cuatro solicitantes de asilo de nacionalidad marroquí desde una instalación en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, dedicada al procesamiento de solicitudes de protección internacional. Este incidente se suma a la creciente complejidad del contexto del asilo en España, resaltando los desafíos que deben enfrentar las autoridades ante el aumento en el flujo de migrantes.
Los investigadores están considerando la hipótesis de que los fugitivos lograron escapar a través de un acceso situado en el techo de la sala. Este no es un hecho aislado, ya que en enero pasado, casi 30 solicitantes de asilo también lograron salir de las instalaciones, llegando incluso a las pistas del aeropuerto, lo que generó alertas sobre la seguridad aérea.
El grupo ahora fugado llevaba casi un mes en el aeropuerto, en un estado de limbo legal a la espera de la resolución de sus respectivas solicitudes de asilo. Esta situación llevó a algunos de ellos a iniciar una huelga de hambre como forma de protesta. En total, más de 70 ciudadanos marroquíes se encuentran en condiciones similares en el aeropuerto, según datos del Ministerio del Interior.
El aumento en los solicitantes de asilo que pasan por Madrid ha obligado al Gobierno español a tomar medidas para evitar el colapso de las infraestructuras. Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior, ha destacado la cooperación continua con ACNUR para examinar cada caso de forma individual, buscando un balance entre las responsabilidades humanitarias y los compromisos legales de España.
El debate político en torno a la gestión de esta situación es muy intenso. Partidos como Sumar y Podemos han criticado al Gobierno, acusándole de buscar no incomodar a Marruecos. Por su parte, el Gobierno ha defendido que todas las decisiones se toman bajo el marco de supervisión del poder judicial.
La situación en el aeropuerto de Barajas plantea no solo un desafío logístico y de seguridad, sino también humanitario. Informes sobre las condiciones precarias en las salas de asilo y la reciente suspensión de servicios por parte de la Cruz Roja evidencian el complicado panorama que enfrentan tanto los migrantes como las autoridades en este punto crucial de entrada a Europa.