El uso de bicarbonato de sodio en jardinería ha cobrado fuerza entre aficionados y profesionales, quienes lo consideran un aliado para mejorar la salud y estética de las plantas. Recientemente, expertos en horticultura han compartido una dosis recomendada que promete optimizar la floración, haciéndola más abundante y saludable.
La clave está en la solución: una cucharada de bicarbonato de sodio disuelta en un litro de agua. Esta mezcla debe ser aplicada directamente al suelo alrededor de las plantas, evitando que el líquido toque hojas y flores para prevenir quemaduras. Los horticultores sugieren repetir este tratamiento una vez al mes, sobre todo durante las épocas de mayor crecimiento y floración.
El bicarbonato de sodio tiene la capacidad de modificar ligeramente la acidez del suelo, creando un entorno desfavorable para ciertas plagas y enfermedades fúngicas. Esto resulta particularmente beneficioso para plantas vulnerables a hongos, como los rosales y los tomates. Además, investigaciones recientes han indicado que esta sustancia puede favorecer la absorción de nutrientes a través de un pH más equilibrado, permitiendo que las plantas accedan a minerales esenciales como el potasio y el fosfato, esenciales para un crecimiento vigoroso y una abundante floración.
No obstante, los especialistas destacan la importancia de no exceder las dosis recomendadas, ya que un uso desmedido del bicarbonato de sodio puede alterar el pH del suelo de manera negativa. Asimismo, se subraya la relevancia de contar con un buen sistema de drenaje para evitar la acumulación de sales, que podría perjudicar a las plantas.
Finalmente, aunque el bicarbonato de sodio representa una herramienta valiosa en el cuidado de las plantas, los expertos insisten en que no debe reemplazar otros aspectos fundamentales de la jardinería, como una adecuada fertilización, un riego correcto y un control efectivo de plagas. Para quienes deseen probar esta técnica, se sugiere comenzar con una solución más diluida y observar cómo responden las plantas antes de realizar ajustes en la concentración. La moderación y la observación de las necesidades particulares de cada especie son esenciales para garantizar el éxito en el cultivo.
