El acabado con shellac se está posicionando como una elección destacada para quienes buscan una apariencia refinada y duradera en cocinas y muebles de baño. Este material, con una rica historia que se remonta a la antigüedad, se deriva de la resina del insecto lac, ofreciendo características ideales para superficies que enfrentan la humedad y un uso intensivo.
La preparación de la superficie es clave en este proceso. Comienza con una limpieza exhaustiva del mueble o encimera, eliminando suciedad, grasa y cualquier residuo de acabados anteriores. Para ello, se recomienda utilizar un paño húmedo y, si es necesario, un limpiador suave. Posteriormente, es esencial lijar con papel de lija de grano fino, lo que mejora la adherencia del shellac.
Una vez que la superficie está lista, se debe preparar el shellac. Comúnmente, este se adquiere en forma de copos que deben disolverse en alcohol, utilizando una proporción habitual de tres a cuatro partes de shellac por una de alcohol. Es importante llevar a cabo esta mezcla en un área bien ventilada, debido a los vapores que emite el alcohol.
Con el shellac preparado, se inicia la aplicación. Utilizando un pincel o una almohadilla de algodón, se debe aplicar una capa fina y uniforme a lo largo de la veta de la madera, teniendo cuidado de evitar acumulaciones que puedan comprometer la uniformidad del acabado. Después de aplicar la primera capa, será necesario dejar secar completamente el shellac, un proceso que puede durar entre 30 minutos y una hora, dependiendo de las condiciones ambientales. Una vez seco, se recomienda lijar suavemente con papel de lija fino para conseguir una superficie lisa antes de aplicar una segunda capa.
Este acabado, en particular, es altamente beneficioso en cocinas y baños, donde la proximidad al agua y a productos de limpieza es constante. Además de embellecer y proteger la superficie, el shellac proporciona un brillo natural que resalta la madera y es biodegradable, haciéndolo una opción sostenible en comparación con acabados sintéticos.
A pesar de su resistencia al agua, es importante señalar que el shellac no es completamente impermeable. Por ello, se aconseja evitar exposiciones prolongadas a alta humedad y limpiar los derrames de inmediato. Con el mantenimiento adecuado, el acabado de shellac puede perdurar a lo largo del tiempo, conservando tanto la estética como la funcionalidad de muebles y encimeras durante años.
