Ivanka Trump, hija mayor del expresidente Donald Trump, capturó la atención en la reciente ceremonia de investidura presidencial con un atuendo que evocaba la elegancia y el poder de figuras icónicas de la política estadounidense, como Nancy Reagan. Con un conjunto de falda verde bosque y chaqueta de corte clásico, complementado con un bolso negro de Dior y tacones altos, Ivanka dejó claro su interés en retomar un papel central en la esfera pública. Su estilo, que equilibra política y moda, se presentó como una declaración de poder y diplomacia en un evento de gran relevancia.
Por otro lado, Melania Trump optó por un look más reservado y sombrío. Vestida con un abrigo azul marino de Adam Lippes y un sombrero de Eric Javits que le cubría gran parte del rostro, la exprimera dama proyectó una imagen enigmática y distante. Su elección de vestuario, que se ha descrito en redes sociales como una representación del “Dark MAGA”, contrastó notablemente con su elección más luminosa en la investidura de 2017 y reforzó su imagen como una figura que desafía las expectativas tradicionales del rol de primera dama.
La presencia de Ivanka en este evento no pasó desapercibida, y su actitud dejó entrever su intención de posicionarse nuevamente en el ámbito político, asumiendo un papel relevante dentro de la administración de su padre. Mientras tanto, otros asistentes como Usha Vance, esposa del vicepresidente, apostaron por un estilo más alegre y femenino, utilizando un vestido rosa chicle que resaltaba en el contexto general del evento. En contraste, figuras como Elon Musk y Mark Zuckerberg eligieron trajes más sobrios, alineándose con la estética tradicional masculina del evento.
La ceremonia reflejó no solo un regreso a los valores conservadores que caracterizan la administración Trump, sino también la continua evolución de sus figuras clave, cada una destacando de formas distintas y marcando su presencia en el panorama político y mediático actual.