El décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI como Rey de España ha suscitado controversia debido a la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en los actos conmemorativos. Algunos críticos han señalado que la ausencia de líderes de la oposición en la celebración muestra un supuesto síndrome de Estocolmo por parte del monarca.
Además, las declaraciones de Felipe VI sobre su «coherencia» y «coste personal» han sido criticadas como autoalabanza real. Algunos detractores incluso han sugerido que la Monarquía española podría estar en peligro si no se producen cambios significativos en su relación con el Gobierno y en su imagen pública.
La influencia de Moncloa sobre Zarzuela también ha sido cuestionada, con algunos analistas advirtiendo que el sometimiento del Rey al presidente del Gobierno podría ser un error a largo plazo. Se ha destacado la importancia de que la Monarquía española vuelva a sus raíces católicas para fortalecer su legitimidad en la sociedad.