Los servicios de inteligencia de Estonia han emitido un informe alarmante que detalla la evolución militar y geopolítica de Rusia para 2025, destacando un notable esfuerzo por reconstruir sus fuerzas armadas y avanzar tecnológicamente en el ámbito militar, a pesar de las severas sanciones internacionales impuestas tras la invasión a Ucrania. Este análisis advierte sobre la creciente presión que el Kremlin ejerce sobre Europa y la OTAN, consolidando su presencia global mediante estrategias de guerra híbrida y el fortalecimiento de sus capacidades estratégicas.
Entre las principales tácticas de Rusia se encuentra un significativo aumento en el tamaño de su ejército, con el objetivo de alcanzar 1.5 millones de soldados para finales de 2026. Para lograr esto, el país está incrementando sus filas con reclutas y mercenarios, lo que sugiere una intención de mantener un ejército robusto y preparado a largo plazo.
Un aspecto destacado del informe es la reactivación del Distrito Militar de Leningrado. Se han desplegado nuevas unidades de combate a lo largo de la frontera con los países bálticos y Finlandia, lo que pone de relieve la intención de Moscú de establecer una presencia militar más fuerte en la región. Adicionalmente, se ha creado el 44º Ejército y la 69ª División Motorizada, lo que indica una estrategia de fuerza sostenida en el tiempo, acompañada de nuevos planes para la construcción de bases militares y un apoyo logístico sólido que se prevé operativo en un plazo de 3 a 4 años, dependiendo de los recursos financieros disponibles.
En el ámbito tecnológico, Rusia ha hecho avances significativos en su producción armamentística, comenzando con una producción masiva de drones. Con la creación de 48 nuevos centros de fabricación de drones, el uso de estas aeronaves no tripuladas ha aumentado notablemente en el conflicto en Ucrania. Además, Rusia ha adquirido más de 6,000 drones iraníes Shahed-136, a un costo de $193,000 cada uno, lo que ha generado considerables beneficios para Irán.
También se está desarrollando el Geran-2, una versión mejorada del dron iraní, más económica en términos de producción, con un costo aproximado de $48,000. Este modelo es más asequible que los misiles de crucero, y se complementa con la fabricación de drones a reacción que tienen como objetivo agotar las defensas aéreas enemigas antes de llevar a cabo ataques con misiles balísticos. La capacidad de producción de estas aeronaves es impresionante, alcanzando hasta 100,000 drones FPV al mes, en su mayoría fabricados con componentes provenientes de China.
Este informe deja en claro que, a pesar de las sanciones y la presión internacional, Rusia está reafirmando su posición no solo en el ámbito militar, sino también en la geopolítica global, lo que podría tener impactos significativos en la estabilidad de la región en los próximos años.