El reciente desempeño de Leo Román ha cambiado radicalmente su situación en el RCD Mallorca. El joven portero, que la temporada pasada ocupaba el segundo puesto en la jerarquía de arqueros tras Greif, ha sabido aprovechar las oportunidades que le brindó el entrenador Javier Arrasate. Esto ha llevado al club a reconsiderar su futuro y, en lugar de buscar su traspaso en el mercado de verano, decidió confiar en él como titular.
La confianza en Román se tradujo en una renovación de contrato hasta 2030, mientras su compañero Greif partió del equipo. Este nuevo acuerdo no solo ha servido para alejar el riesgo de una posible salida, sino que también ha elevado considerablemente la cláusula de rescisión, que anteriormente era de 12 millones de euros. Este movimiento fue decisivo ante el creciente interés de equipos europeos, incluido el Atlético de Madrid, que veía en Román una opción para competir con Jan Oblak.
Sin embargo, la alta cláusula de rescisión ha complicado las intenciones del club colchonero de fichar al prometedor portero. Con Leo Román firmemente establecido como la nueva estrella del Mallorca, la directiva ha realizado una jugada inteligente al blindar su posición, asegurándole una permanencia que parece, por ahora, a salvo de propuestas tentadoras.
