La Pepita Burger Bar, la reconocida cadena de hamburgueserías de origen gallego, ha dado un paso adelante en su compromiso con la sostenibilidad al priorizar el uso de productos locales en sus menús. Este movimiento busca no solo apoyar a los productores de proximidad, sino también establecer un modelo de economía circular que reduce la huella de carbono y promueve un consumo responsable.
Ante el creciente interés de los consumidores por el origen de los alimentos que consumen, La Pepita Burger Bar ha decidido responder a esta demanda garantizando la frescura y calidad de sus ingredientes al tiempo que minimiza su impacto ambiental. Aprovechando su presencia en varias regiones del país, la cadena ha formalizado acuerdos con productores locales cuidadosamente seleccionados para mantener altos estándares de calidad. Esta estrategia incluye el uso de pan artesanal de larga fermentación y carne sin aditivos artificiales, adaptándose a la oferta local de cada zona donde operan. Entre sus prácticas destaca el salpimentado en parrilla durante la cocción, asegurando así un sabor auténtico.
La colaboración con la empresa Coren, un referente en Galicia, garantiza el suministro de pollo y cerdo a sus restaurantes en la región, reforzando así sus vínculos con proveedores locales. Para completar su oferta, los clientes pueden disfrutar de una selección de vinos locales y cervezas artesanales de producción limitada, reafirmando su apoyo a la economía local.
La cadena ha lanzado recientemente una campaña de imagen bajo el lema «No tan fast, pero muy food», que ha sido bien recibida por sus seguidores. En plena expansión a nivel nacional, La Pepita Burger Bar tiene una notable presencia en Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla y León, La Rioja y el País Vasco, consolidándose como una opción preferente para aquellos que buscan una experiencia gastronómica sostenible y de calidad.