La reciente entrada de España en una fase epidémica de gripe ha reavivado el debate sobre un tema que, aunque históricamente ha sido importante, ha cobrado nueva relevancia en los últimos tiempos: la Calidad del Aire en Interiores (CAI). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el aire en espacios cerrados, donde las personas pasan más del 90% de su tiempo, puede estar entre cinco y diez veces más contaminado que en el exterior. Esta situación se ha acentuado post-pandemia de COVID-19, que evidenció la necesidad de mantener espacios interiores seguros y con buena calidad de aire para prevenir la propagación de virus respiratorios.
Con la rápida expansión de la variante K del virus A(H3N2) en Europa, los riesgos asociados a los entornos cerrados, como centros educativos, oficinas, viviendas y residencias, se han intensificado. La combinación de bajas temperaturas,el aumento de la permanencia en ambientes cerrados y la ventilación deficiente se convierte en un cóctel peligroso que pone en riesgo la salud pública.
Frente a este panorama, la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) ha emitido un llamamiento urgente para adoptar medidas que mitiguen estos riesgos. Entre las recomendaciones, se sugiere la implementación de sistemas eficientes de ventilación y renovación del aire, el uso de filtros HEPA adecuados, y el monitoreo de los niveles de CO₂ en interiores. Asimismo, ANECPLA destaca la necesidad de establecer protocolos de higiene ambiental rigurosos, mantener adecuadamente los sistemas de ventilación y asegurar la ventilación regular en hogares y espacios públicos.
Sergio Monge, presidente de ANECPLA, enfatiza la importancia de contar con profesionales especializados en CAI. «No basta solo con abrir ventanas; es necesario evaluar cada espacio y aplicar soluciones técnicas específicas para garantizar una calidad del aire que proteja a las personas», sostiene.
El actual contexto también presenta una oportunidad para reformar y establecer normativas más coherentes respecto a la Calidad del Aire en Interiores, siguiendo los pasos de otros países europeos que ya están avanzando en esta dirección. La actual dependencia del Código Técnico de la Edificación (CTE) en España resulta insuficiente para enfrentar de forma integral los retos que plantea la protección contra virus y contaminantes en espacios cerrados.
Las lecciones extraídas de la epidemia de gripe y la experiencia global durante la pandemia son claras: asegurar un aire limpio y seguro en interiores no debe ser un lujo, sino una prioridad de Salud Pública. Solo a través de la implementación de medidas basadas en evidencia científica, la colaboración de profesionales especializados y una regulación efectiva se podrá reducir el riesgo de contagios, proteger a los colectivos más vulnerables y crear ambientes más saludables para todos. La salud de la población y el bienestar colectivo dependen, en gran medida, de cómo cuidamos la calidad del aire en los espacios que habitamos a diario.

