El nuevo programa de David Broncano, La Revuelta, ha aterrizado en TVE como un torrente de frescura e irreverencia en un panorama televisivo que parecía estancado. Junto a su equipo habitual, compuesto por Jorge Ponce, Ricardo Castella y Grison, Broncano ha hecho gala de un humor mordaz desde el primer minuto, alejándose de la solemnidad habitual de la televisión pública y dejando atrás a la competencia con su estilo despreocupado.
Desde el teatro de la Gran Vía, el público ha respondido de manera entusiasta a las ocurrencias del presentador, gritando “¡española!” ante su declaración de estar en televisión. Esto marcó el inicio de un espectáculo salpicado de ironías y bromas sobre figuras como Pedro Sánchez, Pablo Motos y Froilán, además de jugar con la provocación de utilizar una bandera de España con subtítulos en catalán. En La Revuelta, nada parece estar fuera de los límites, lo que otorga al programa su singular encanto y atractivo.
La esencia de La Revuelta radica en su desprecio al “star system” tradicional. En lugar de llenar el plató con grandes celebridades, el programa optó por un invitado poco conocido: Aitor Francesena, un campeón de surf adaptado que ha desafiado las adversidades y que encajó a la perfección en el tono desenfadado del programa. La entrevista con Francesena se convirtió en uno de los momentos álgidos de la noche, repleta de risas y un sentido del humor que giraba en torno a la autoironía y el gozo del instante. Para finalizar, Broncano recibió una lección de surf en vivo, que terminó con una caída graciosa, simbolizando a la perfección el caos hilarante que caracteriza a la propuesta.
Mientras tanto, la competencia, representada por El Hormiguero de Pablo Motos, se antoja anticuada. Motos entrevistaba a Victoria Federica con un enfoque solemne que, en contraste con el desenfado de La Revuelta, se volvió monótono y predecible. Broncano, en un tono juguetón, incluso ofreció un palco con tronos para los miembros de la familia real que quisieran asistir en el futuro, destacando la forma en que se convierten en objetos de diversión en su programa, alejándose del riguroso respeto que impera en otros formatos.
En resumen, La Revuelta se ha consolidado como el nuevo rey del humor en la televisión. Con un enfoque fresco, desenfadado y sin la búsqueda constante de validación, Broncano ha dado un soplo de aire fresco al espectador, riéndose tanto de sí mismo como de aquellos que lo rodean.