Desde el 3 de julio, la Unión Europea ha implementado una medida que obliga a que los tapones de plástico de las botellas de un solo uso permanezcan adheridos al envase. Aunque puede parecer un cambio menor, se estima que esta reforma tendrá un impacto significativo en la reducción de residuos plásticos, un problema que afecta a muchas partes del mundo. Cada año, Europa genera cerca de 26 millones de toneladas de residuos plásticos, de los cuales una gran cantidad acaba en los océanos. De hecho, aproximadamente el 80% de los desechos marinos está compuesto por plásticos.
Esta modificación forma parte de la Directiva de Plásticos de un Solo Uso de la UE, que es una iniciativa crítica dentro de la estrategia de la Unión Europea para mitigar la contaminación por plásticos, proteger el medio ambiente y la salud pública, y fomentar una economía circular. Como parte de sus esfuerzos, la UE se ha centrado en reducir los diez productos de plástico de un solo uso más comúnmente encontrados en las playas europeas, promoviendo la adopción de alternativas más sostenibles.
Dentro de esta lista se encuentran artículos como los palillos de algodón, utensilios, platos, sorbetes, globos, envases para comida y bebidas, colillas de cigarrillos, y bolsas de plástico. Para muchos de estos productos, donde existen opciones sostenibles viables, la UE ha implementado prohibiciones en el mercado. Además, en el caso de aquellos plásticos de un solo uso sin alternativas, se están introduciendo requisitos de diseño que fomentan la reducción de su uso.
Por otro lado, las bolsas de plástico ligeras, que suelen ser de uso único, son una preocupación notable, dado que pueden tardar siglos en descomponerse completamente. Con la Directiva de Bolsas de Plástico, la UE obliga a los Estados miembros a restringir el consumo de estas bolsas, estableciendo también que no pueden ser ofrecidas de manera gratuita en puntos de venta, a menos que haya una opción igualmente efectiva disponible.
La armonización de las normativas sobre envases plásticos ha sido otro enfoque clave, que busca prevenir la producción de residuos y fomentar la reutilización y el reciclaje. Para ello, se han fijado ambiciosos objetivos, como alcanzar un reciclaje del 50% de los envases plásticos para 2025 y del 55% para 2030.
En lo que respecta a los microplásticos, que son fragmentos de plástico menores de 5 mm, la situación es igualmente alarmante. Cada año, se liberan entre 200 y 600 piscinas olímpicas de microplásticos en el medio ambiente. Para combatir esta problemática, la Comisión Europea ha adoptado medidas reguladoras bajo la normativa REACH y ha propuesto nuevas leyes destinadas a evitar la pérdida de pellets plásticos.
A nivel individual, la ciudadanía también puede contribuir a esta causa. Cada año, la Unión Europea, junto a las Naciones Unidas y otros aliados, organiza la campaña #EUBeachCleanup, que promueve la limpieza de playas y riberas en todo el mundo. La participación en estos eventos locales puede ser una forma efectiva de ayudar a mantener nuestros ecosistemas limpios y sostenibles.