España se encuentra en una encrucijada crítica tras la reciente propuesta de la Unión Europea que busca reducir en un 66% los días de pesca en el Mediterráneo. Este recorte drástico plantea una reducción aún más severa para España, que podría enfrentar una disminución del 79% en los días de faena. Esto significaría que los barcos españoles solo podrían operar 27 días al año, afectando directamente a especies clave como la gamba roja, la cigala y la merluza.
El ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, ha expresado su descontento y ha calificado la propuesta de “inaceptable” y “un disparate”. La indignación también resuena entre representantes del sector pesquero, como Javier Garat, de la Confederación Española de Pesca, quien ha calificado la normativa como “una barbaridad” que podría llevar a la extinción de la actividad pesquera en España. En respuesta a esta situación, los gobiernos de España, Francia e Italia han formado una coalición para renegociar los términos de la propuesta durante la próxima reunión ministerial, donde se definirán las cuotas de pesca para 2025.
Este drástico cambio afectará a 556 barcos arrastreros en el país y pondrá en riesgo aproximadamente 3,000 empleos directos en el mar, además de otros 14,000 puestos indirectos vinculados a la industria pesquera. Las consecuencias económicas y sociales podrían ser devastadoras, especialmente para las comunidades costeras que dependen de la pesca como su principal fuente de ingresos. Los afectados han comenzado a manifestarse en Madrid y planean movilizaciones adicionales en Bruselas, exigiendo soluciones equilibradas que garanticen la protección de los recursos marinos sin sacrificar sus medios de vida.
El debate en torno a esta propuesta pone de relieve la difícil balanza entre la sostenibilidad ambiental y la viabilidad económica de las comunidades pesqueras. La Unión Europea se enfrenta a un desafío importante: encontrar un modelo que proteja los ecosistemas marinos sin llevar a miles de familias mediterráneas a la pobreza. Con decisiones inminentes, el futuro del sector pesquero en España se encuentra en una delicada situación que podría definir su destino en los próximos años.