Las declaraciones recientes del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en el marco de su intervención al inicio del curso político han desatado una ola de controversia que podría culminar en acciones legales. Sánchez manifestó su deseo de ver “más transporte público y menos Lamborghinis”, un comentario que ha sido interpretado como un ataque directo hacia la emblemática marca de superdeportivos italiana, Lamborghini, actualmente bajo la propiedad del grupo automovilístico alemán Volkswagen.
La respuesta de Lamborghini no se ha hecho esperar y la compañía está considerando la posibilidad de emprender acciones legales por daños a su reputación. El impacto de estos comentarios podría ser considerable, ya que tanto Lamborghini como Volkswagen, que también posee otras marcas como Seat y Cupra, enfrentan tiempos difíciles en el sector automotriz. En un contexto marcado por retrasos en la producción de coches eléctricos y una crisis global en el mercado, la inquietud crece sobre la estabilidad de las fábricas que Volkswagen tiene en España, que emplean a más de 16.500 personas.
El presidente ha utilizado Lamborghini como un símbolo en su discurso sobre la redistribución fiscal y la necesidad de gravar más a los sectores más privilegiados. Sin embargo, cabe destacar que Lamborghini tiene una presencia muy limitada en el mercado español, habiendo vendido solo 46 vehículos en 2023, que representan una diminuta fracción del total de matriculaciones en el país. Esto ha llevado a muchos a preguntarse sobre la pertinencia de sus comentarios, dado que la recaudación fiscal derivada de esta marca es prácticamente insignificante.
La historia de Lamborghini es fascinante en sí misma. Fundada por Ferruccio Lamborghini después de la Segunda Guerra Mundial, la marca se inició fabricando tractores y se diversificó en la creación de automóviles deportivos tras una disputa con Enzo Ferrari. A lo largo de los años, Lamborghini ha cambiado de propietario varias veces y ha enfrentado serias dificultades financieras antes de ser adquirida por Volkswagen.
Además de las repercusiones en el ámbito empresarial, los comentarios de Sánchez han reavivado antiguas tensiones con el mundo taurino, un sector que tradicionalmente ha estado ligado a la cultura y los símbolos españoles, como el logotipo del toro que Lamborghini emplea para representar la bravura y el coraje. Las críticas del presidente podrían tener consecuencias inesperadas, ya que la tauromaquia sigue siendo un tema sensible en el panorama social y político de España.
