En los últimos años, la imagen de comensales en solitario en restaurantes y cafeterías de España ha dejado de ser extraña para convertirse en una postal cotidiana. Datos recientes subrayan que este fenómeno refleja un cambio profundo y duradero en los hábitos de consumo cotidianos de los españoles. El Observatorio de la Restauración de Marca 2025, realizado por Circana y KPMG, revela que un 32% de las visitas a establecimientos de alimentación en el país son de personas que comen solas. Esta cifra indica que comer solo ha evolucionado de un comportamiento inusual a un hábito común y significativo para la industria de la restauración.
Esta transformación no es exclusiva de España. En toda Europa, la frecuencia de los comensales solitarios ha aumentado notablemente en los últimos años. Según Circana, las visitas individuales a restaurantes de servicio completo crecieron del 9,4% en 2016 al 15,6% actual, y el gasto derivado de estas visitas incrementó más de un 150% entre 2010 y 2019. Este contexto se refleja claramente en las principales ciudades españolas, donde la tendencia se ha consolidado firmemente.
En Barcelona, el Gremi de Restauració de Catalunya ha observado un incremento sostenido en el consumo individual desde 2022, particularmente en barrios emblemáticos como el Eixample, Poblenou, Gràcia y Sant Antoni. Aunque no hay estadísticas específicas por ciudad, la percepción es que esta forma de consumo no deja de crecer.
El cambio en los hábitos de consumo está íntimamente ligado a transformaciones demográficas. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha señalado que casi un tercio de los hogares españoles, un 28%, son ya unipersonales, con proyecciones de crecimiento hasta alcanzar el 33,5% para 2039. En Barcelona, este tipo de hogares representa un 31,6% del total según datos del padrón municipal de 2025.
La demanda de flexibilidad y autonomía es un motor principal tras esta tendencia. Algunos locales, como la arrocería Paellería en el Eixample de Barcelona, han sido testigos directos del auge de los comensales sin acompañante. Diana Londoño, directora de operaciones del establecimiento, destaca que ahora las mesas individuales son moneda corriente. «Desde trabajadores en su pausa de almuerzo hasta vecinos que simplemente buscan disfrutar de una comida sin compromisos grupales, cada vez más clientes optan por comer solos», afirma Londoño.
El caso de las paellas individuales es un ejemplo revelador de cómo han cambiado las reglas del juego; lo que antes se consideraba un plato para compartir ahora se adapta perfectamente a un formato personal, alineándose con la búsqueda de autonomía de muchos consumidores.
Se espera que esta tendencia continúe consolidándose de cara a 2026, con más restaurantes adaptando sus menús al consumo personal y configurando espacios ideales para comensales individuales. Comer solo ya no es la excepción, sino una manifestación más del panorama gastronómico moderno en España.

